Cataluña
«¿President Torrent o Torra?»: viajamos al pueblo del candidato
Esteladas y pancartas pro «presos políticos» empapelan Blanes, el pueblo en el que Quim Torra nació hace 55 años y donde casi nadie sabía ayer que ocuparía la Generalitat.
Esteladas y pancartas pro «presos políticos» empapelan Blanes, el pueblo en el que Quim Torra nació hace 55 años y donde casi nadie sabía ayer que ocuparía la Generalitat.
En el paseo marítimo de Blanes, una pancarta gigante da la bienvenida a propios y extraños a este «municipio de la república catalana». El cartel cuelga de la mítica Casa del Pueblo, un céntrico e histórico edificio donde asientan su cuarteles generales ERC y Ómnium Cultural. En este municipio de la provincia de Girona nació hace 55 años Quim (Joaquim) Torra, quien está previsto que hoy coja el testigo de Carles Puigdemont para continuar con el fallido plan independentista del ex president. En esta pequeña localidad de poco más de 40.000 habitantes y punto de destino habitual de turistas ansiosos de sol (en verano el número de residentes supera los 120.000) el apellido Torra sonaba ayer con frecuencia acompañado de cierta dosis de sorpresa: unos porque no se habían enterado de que el ex presidente había posado su dedo sobre Quim y otros porque ni si quiera sabían que nació aquí. «¿Torrent?», dice una vecina. «No Torra, Quim Torra», le responde un servidor. «Yo soy de aquí de toda la vida y no he escuchado a nadie que se llame así», añade. Lo cierto es que aunque en el DNI del futuro presidente pone esta localidad como lugar de nacimiento, Torra sólo pasó aquí los primeros años de su infancia. Además, no acudía a ninguno de los colegios del pueblo sino que recibía clases en la fábrica de la que era jefe su padre: La Safa, una importantes empresa textil. «Allí trabaja como ingeniero y la verdad que tenían poco contacto con el pueblo», explica a LA RAZÓN Joan, que regenta un puesto de olivas en un mercadillo. «Yo soy de su quinta, de 1962, y nunca le he visto. Sé de él porque era una familia conocida, pero no se prodigaban por el pueblo», relata el vendedor quien por su mirada se deduce que el futuro «president» no es de su agrado. «Qué el hombre que iba el número 11 en las listas del PDeCAT haya sido el elegido me parece raro, pero habrá que esperar a ver qué hace o qué le deja hacer el otro», dice Joan. Los padres de Torra eran de Santa Coloma de Farnes, ubicada a unos 40 km de Blanes y allí era donde la familia pasaba gran parte de su tiempo y Quim, pronto se fue a Barcelona a estudiar. Allí conoció a Jaume, un buen amigo que habla con LA RAZÓN sobre el que ya han denominado «títere» de Puigdemont. «Es un hombre afable, educado, culto e irónico. Espero que sea leal al president Puigdemont», explica en catalán con insistencia a sabiendas de que su interlocutor no entiende la totalidad de sus palabras. Ambos estudiaron derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona aunque su amistad se fraguó años más tarde. Receloso de molestar a su «amigo» se muestra cauto. «En Blanes no es frecuente verle, aunque sí es cierto que suele venir por aquí por las fiestas, pero su vida está principalmente en Barcelona», apunta. Pese al notable despliegue de esteladas, lazos amarillos, carteles en pro de la libertad de los «presos políticos» e incontables menciones a la «república catalana», Jaume explica que Blanes no es una localidad especialmente independentista, sino que es una representación de lo que es «el país» (Cataluña). «Aquí nadie se mata por la ideología», añade. De hecho en las elecciones de diciembre, Ciudadanos fue el partido que arrasó en esta localidad con casi 6.500 votos, seguido de Junts per Cataluña con 4.000 votos y Esquerra con 3.800. «Sí, bueno, pero en las Europeas ganó Equerra», defiende el abogado con cierto escozor al escuchar que Ciudadanos «fue la lista más votada», como apunta él. Sin embargo el alcalde es del PSC que gobierna en minoría con el apoyo de investidura del PP.
La dependienta de Alemany, una tienda de ropa ubicada frente al Ayuntamiento (que luce el riguroso cartel de apoyo a los «presos políticos»), afirma que ella a quien conoce es al hermano de Quim. «Un hombre muy agradable. No somos amigos, solo nos conocemos del pueblo, pero es un chico majo», dice esta mujer que no quiere facilitar su nombre. Al lado de su tienda está la Joyería Puigdemont que casualmente es propiedad del primo del ex presidente fugado. «Es una de las joyerías más populares del pueblo y él es clavado a su primo, es imposible que niegue su relación familiar», dice la dependienta que calla cuando su compañera le echa una mirada con desaprobación. Ayer, el Xavier Puigdemont, el primo del ex mandatario catalán, prefirió echar el cierre a su joyería del Paseo de Dintre, pese a que según informaban los vecinos el lunes es el día que cierra. «Es extraño, algo le habrá pasado», le justificaba la dependienta de un comercio vecino.
La joyería que regenta un primo de Puigdemont echó ayer el cierre.
A pocos metros, en la Plaza de España, la cual está inundada de lazos y esteladas, dos amigas discuten sobre el nuevo presidente. «Ese es un títere», nos dice una. «Estamos hartas de esta situación política, a ver si se termina de una vez». Sin embargo, Quim Torra parece dispuesto a no pasar página y apunta que la hoja de ruta de su maestro Puigdemont seguirá adelante. A María José y a Emilio, que despachan fruta, les parece una decisión «lógica», «además si el ex presidente así lo ha decidido es porque Torra será bueno para Cataluña». «Yo confío plenamente en él, así que adelante, eso sí, espero que Torra siga escuchando lo que le diga Puigdemont. Yo soy independentista y por lo tanto apoyo lo que decidan, eso sí, también respeto a los que no piensan como yo, este es un pueblo en el que convivimos bien. Cada viernes hay manifestaciones frente al ayuntamiento a favor de los presos, pero no molestamos a nadie», apunta María José. «Es cierto que aquí no somos como en los pueblos del interior, en cuanto a idolología somos más variados. Creo que esto es debido a que vivimos del turismo y los empresarios no quieren que el procés haga daño a su trabajo, así que la gente se manifiesta políticamente menos. Eso sí, aquí también caen tortas no te voy a engañar. Estamos muy cansados de todo esto», afirma acelerado Manel. Ayer, a las 20:30 el Teatro Municipal de Blanes acogía un debate entre miembros de la CUP para reflexionar sobre la construcción de la república. Un futuro ansiado por gran parte de los lugareños como es el caso de Montserrat y Joan que con la mirada puesta en el horizonte del Mediterráneo mientras disfrutan del sol confían en que el «nuevo ansiado Gobierno cumpla con lo prometido». «A Quim no le conocemos personalmente aunque hemos residido en Blanes toda la vida, pero nos da igual, hay que seguir adelante», confiesan.
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