Política

El desafío independentista

Puigdemont nunca ha intentado acercarse a la frontera

Desde su detención en Alemania, el ex president de la Generalitat vive en un “estado de paranoia” por su seguridad.

El ex president jugó al despiste con imágenes de la frontera en Cataluña
El ex president jugó al despiste con imágenes de la frontera en Cataluñalarazon

Desde su detención en Alemania, el ex president de la Generalitat vive en un “estado de paranoia” por su seguridad.

En julio del año pasado, cuando regresó a Bruselas después de estar detenido en Alemania durante cuatro meses, aseguró que recorrería Europa como «apóstol» del proceso independentista. Ha visitado algunos países, donde el recibimiento ha sido absolutamente frío, hasta el punto de pasar inadvertido. Pero su intención de pisar «tierra catalana», aunque fuera en Francia, no la ha cumplido. Habría supuesto una afrenta al Estado galo, donde la unidad nacional no está en cuestión ni se admite ningún tipo de «broma» sobre tan esencial asunto. Además, rige el acuerdo de «persecución en caliente», que permite detener a un huido de la Justicia en un radio de 10 kilómetros desde la línea fronteriza. Demasiado peligro para quien no ha querido compartir celda y banquillo con su Gobierno.

Sencillamente, no lo ha hecho. Según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación, Carles Puigdemomt, ex presidente de la Generalitat de Cataluña, vive en un estado de paranoia después de ocurrido en su viaje de regreso a Bélgica desde Dinamarca, en enero del año pasado. Para tratar de eludir a la Policía española, que iba tras sus pasos, llegó a hacer un largo recorrido en automóvil hasta Laponia con el fin no coger un ferry en el que, pensaba él, podía ser más fácilmente interceptado por los agentes. Al final, no le valió de nada tanto kilometraje, pues fue arrestado nada más entrar en Alemania.

El huido de la Justicia española evita por todos los medios el territorio de Francia, donde teme, como le ocurrió en suelo germano, ser arrestado. Pese a no existir ninguna euroorden contra él, cree que la excelente colaboración existente entre españoles y galos en materia de lucha contra el crimen le pueden jugar alguna mala pasada, y acabar, cuando menos, retenido durante algún tiempo. Y si se dieran las circunstancias, entregado a nuestro país.

A las fuentes consultadas no les consta que Puigdemont se haya acercado a ninguna frontera española desde que huyó a Bélgica. Sí se sabe que el citado viaje de regreso a Bélgica desde Dinamarca fue preparado por su comitiva en la ciudad gala de Pau, capital del Departamento de los Pirineos Atlánticos. Allí se reunieron los mossos Xavier Goicoechea Fernández y Carlos de Pedro López con otros miembros de la comitiva.

La gran obsesión de Puigdemont, que no le permite actuar con total libertad, es la de terminar detenido y enjuiciado. Lo que le pase a sus compinches no parece incumbirle.