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Puigdemont advierte a Sánchez de que «su periodo de gracia se acaba»
Regresa a su cuartel general de Waterloo y anuncia un tour por Europa para vender la causa independentista
Regresa a su cuartel general de Waterloo y anuncia un tour por Europa para vender la causa independentista
Carles Puigdemont ha vuelto. A la vida pública y a Waterloo (Bélgica), localidad a unos 20 km de Bruselas. Después de cuatro meses de discreción en Alemania, el ex president de la Generalitat está dispuesto a hacer de Bélgica su cuartel general para seguir tocando la puerta de las instituciones europeas –indiferentes cuando no contrarias al proces– y emprender constantes viajes de proselitismo de la causa independentista por Europa. «Mi viaje no terminará hasta que todos los políticos presos sean liberados», anunció sin aportar detalles sobre los destinos de su periplo europeo.
La vuelta de Puigdemont a Bélgica tras su paso por Alemania está marcada por el júbilo tras la sentencia del tribunal regional de Schleswig-Holstein, que sólo apreció delito de malversación, lo que motivó la retirada de la euroorden por parte del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena. Y esa alegría está teñida de apelaciones a la lucha. El procés no ha muerto y la vía unilateral no está descartada de plano, aunque ayer el independentismo prefirió hablar de soberanía. Como muestra, los mensajes dirigidos al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al que Puigdemont alertó de que el «período de gracia acaba» y es necesario «pasar de los gestos a los hechos» y « hacer los deberes», ya que «no se puede querer los votos y después no actuar en consecuencia».
El independentismo no renuncia a sus principales postulados. «Esta será la legislatura de la autodeterminación», vaticinó el president Quim Torra, que viajó a Bélgica. El president enunció el derecho de autodeterminación como uno de los pilares del proceso de diálogo que acaba de comenzar con el presidente español tras su primera reunión el 9 de julio. A pesar de estas palabras, Torra eludió presentar el reconocimiento al derecho de autodeterminación como una condición si ne qua non para el diálogo. Según Torra, en su entrevista con Sánchez ya auguró «un otoño complicado».
Mientras, el ex president volvió ayer a instalarse en Waterloo, en una casa cuyo alquiler cuesta 4.400 euros al mes y que se ha reconvertido en la Casa de la República y sede del «Govern en el exilio». Antes, la agenda estuvo plagada de actos. Para demostrar normalidad tras el fin de la aplicación del 155, Puigdemont mantuvo un encuentro de trabajo en la sede de la Generalitat en Bruselas con la nueva delegada, la ex conseller Meritxel Serret, huida a Bélgica. Después, Puigdemont y Torra ofrecieron una rueda de prensa conjunta antes de que comenzase por la tarde un acto político en la casa de Waterloo por los denominados presos políticos, que culminó con un concierto de Valtonyc, rapero también huido, en el centro de la capital belga. Unos 200 simpatizantes se congregaron frente a la ya bautizada como sede de la República, dónde se volvieron a escuchar proclamas a favor de la liberación de los políticos presos, interrumpidas por gritos de «Viva la República» y «Visca Cataluña». El acto terminó con el alzamiento de la senyera junto a la bandera europea y el himno de el Segadors.
Entre los políticos independentistas estaban en Waterloo varios ex consellers y representantes del PDe CAT, como el presidente, David Bonheví; la vicepresidenta, Miriam Noguera, y el portavoz en el Congreso, Carles Campuzano. Por parte de ERC, el portavoz en el Parlament, Anna Caula; la diputada Genma Espigares, y el conceller de Asuntos Sociales, Chakir El Homrani.
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