Política

La crisis del euro

Rajoy acalla las dudas del PP: las duras medidas evitaron el rescate

La Razón
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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, empleó ayer su intervención ante el Comité Ejecutivo de su partido para acallar las dudas y el desasosiego por las malas previsiones económicas que validó el Consejo de Ministros y que se han trasladado a Bruselas. Rajoy es consciente de que la situación económica y el desgaste preocupa a los suyos, especialmente a los dirigentes territoriales. Pero también sabe que el PP es un partido educado desde la etapa de José María Aznar en la unidad y en el cierre de filas. Y ayer, pese a las dificultades del momento, su Comité Ejecutivo volvió a imponer la unidad sobre voces discordantes. En una reunión, eso sí, en la que hubo importantes ausencias, especialmente de «barones», como Alberto Núñez Feijóo, José Antonio Monago, Juan Vicente Herrera, José Ramón Bauzá o Luisa Fernanda Rudi. Según explicó la secretaria general, María Dolores de Cospedal, las ausencias están perfectamente justificadas para Génova.

Rajoy defendió sus reformas y sus controvertidas subidas fiscales con un argumento que ya ha empleado en otras ocasiones: el de que todas las decisiones que ha tenido que adoptar, incluidas las revisiones de su programa electoral, han servido para defender la soberanía nacional. O, dicho de otra manera, para evitar que hoy en España nos mandase la Comisión Europea, como ocurre en otros países, y fuese ella la que arbitrariamente decidiese las subidas de impuestos u otros recortes sociales. Así, se han incrementado los impuestos para evitar el crack, por la urgente necesidad de incrementar los ingresos. Pero Rajoy reiteró ayer a su altos «cuadros» su compromiso de que revisará estas subidas, especialmente la del IRPF, en cuanto la situación económica lo permita, y a más tardar en 2015, como así lo ha trasladado en el último Plan de Estabilidad que ha remitido a las autoridades comunitarias. En principio el Gobierno se comprometió a que esa revisión de la subida del IRPF se materializase en el próximo ejercicio, pero el empeoramiento de la situación económica europea y doméstica, y la consiguiente revisión de las previsiones de crecimiento, ha servido para justificar también el aplazamiento de esta promesa.

Por dudas que haya, y hasta críticas también soterradas a algunos planteamientos del Ejecutivo, lo cierto es que ayer Rajoy recibió la ovación de los suyos, y el único «pero», con matices, lo colocó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, haciéndose eco de las declaraciones públicas en las que ha cuestionado las subidas impositivas. El presidente del Gobierno demandó a los suyos un mayor esfuerzo de pedagogía y de comunicación para trasladar a la ciudadanía el porqué de las duras decisiones que han tenido que adoptar. La lectura no es tanto en clave de revisión autocrítica de su propio Ejecutivo como de exigencia al partido de una mayor implicación en defender la acción de su Gabinete. En relación al pacto que ha ofrecido el PSOE, las palabras de Rajoy dejan ver que es inviable que prospere, aunque nadie quiera asumir responsabilidad en ello. Rajoy no se cree que los socialistas quieran acuerdos ni ve posibilidad de alcanzarlos con quien está en la cumbre soberanista de Artur Mas y ni siquiera es capaz de fijar posición sobre la estructura de nación que defiende. Además, subrayó que los pactos no pueden ser para volver a las políticas que «nos han traído hasta aquí».