Presidencia del Gobierno
Rajoy blinda su estrategia para el pulso final con Puigdemont
Busca evitar filtraciones para no dar bazas a los independentistas.«Estamos orgullosos de haber ido a Barcelona y de que estuviera también el Rey. Las afrentas de algunos no las hemos escuchado»
Busca evitar filtraciones para no dar bazas a los independentistas.«Estamos orgullosos de haber ido a Barcelona y de que estuviera también el Rey. Las afrentas de algunos no las hemos escuchado».
La maquinaria del Gobierno está ya en marcha para responder al desafío independentista. El mapa con las respuestas a cada posible paso que den los soberanistas, trazado, y el núcleo director de esa respuesta lleva meses organizado y reuniéndose para fijar la estrategia política y judicial a los movimientos de la Generalitat. Además de la vicepresidenta y ministra para la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría, y del director del Gabinete de Presidencia, Jorge Moragas, en la administración de esta estrategia participan pocas personas más, aunque el presidente consulte y tenga contactos en todos los niveles políticos y jurídicos. Rajoy se está apoyando en los servicios jurídicos del Estado y se ha marcado como objetivo fundamental no cometer errores que faciliten las cosas a la ofensiva rupturista.
Prevalecer la legalidad
En el discurso político, de aquí al 1 de octubre no se va a mover del mensaje que lleva defendiendo desde que se puso en macha el «procés», «en nada», según precisan en su entorno. Llegados a este punto extremo, en Moncloa entienden que no hay espacio para nada que no sea hacer que prevalezca la legalidad, y la presión socialista, con su decisión de presentar una alternativa propia, no va a afectar a la posición fijada por el presidente del Gobierno. En el ámbito jurídico, sólo se puede anticipar su decisión de que primero todo pase por el Tribunal Constitucional (TC), corazón de la estrategia del Gobierno para frenar las ilegalidades impulsadas desde la Generalitat. Pero Rajoy tampoco va a anticipar los pasos que dará en el caso de que el independentismo llegue a la desobediencia al Alto Tribunal porque no quiere «darles bazas» para alimentar su propaganda victimista ni tampoco para que intenten sortear la fortaleza del Estado de Derecho.
En esta batalla contra la legalidad por parte de la Generalitat, Moncloa advierte de que el independentismo «está jugando con trampas, busca ganar tiempo y tratan de engañar», y frente a esto el Estado de Derecho tiene que actuar «con proporción, pero jugando en el mismo terreno». Por eso molestan las presiones de los socialistas para que Rajoy diga qué va a hacer para frenar el referéndum ilegal. «Cuando llegue el momento, y en función de lo que hagan ellos, se informará y se buscará preservar el consenso en un asunto de Estado como éste. Pero es una irresponsabilidad pedirnos que nos anticipemos en el detalle cuando no sabemos hasta dónde van a llegar y tampoco fortalece la batalla por la legalidad enseñar nuestras cartas a quienes ni siquiera van de frente en su objetivo de romper el actual marco de convivencia», sostienen en el entorno de presidente.
Rajoy arranca el nuevo curso político centrado en Cataluña. La tregua por los atentados de Barcelona se pasó y el jefe del Ejecutivo en ningún momento pensó que la convulsión por la acción terrorista fuera a afectar de alguna manera a los planes de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en su desafío a la Constitución y al Estatuto de Cataluña.
Ayer, el presidente escenificó la inauguración del nuevo periodo legislativo en la localidad pontevedresa de Cerdedo-Cotobade, desde donde defendió la presencia del Rey Felipe VI en la manifestación del sábado en Barcelona porque cree que todos los representantes institucionales estuvieron donde tenían que estar. «Estamos orgullosos de haber estado allí y de que estuviera también allí el jefe del Estado», recalcó. Respecto a la utilización independentista, sostuvo: «Las afrentas de algunos no las hemos escuchado». «Estuvimos con muchas personas y muchísimos más que no pudieron estar para expresar nuestro apoyo a las víctimas y nuestra solidaridad con todos los catalanes sensatos, moderados y respetuosos», insistió. El presidente no quiso ir más allá y esquivó la confrontación con la Generalitat porque su intención es seguir haciendo todo lo posible para que cualquier español, vote lo que vote, entienda que todas las fuerzas políticas deben estar juntas en la lucha contra el terrorismo. Además, volvió a llamar a la unidad de las fuerzas democráticas. «Las víctimas se merecen nuestra unidad y los terroristas nos quieren desunidos». La unidad es la que permitirá, insistió, dar a los jueces, fiscales y cuerpos de seguridad las mejores herramientas para hacer frente al terrorismo, y advirtió de que si los terroristas cambian de métodos y conductas, «nosotros tenemos que hacer lo mismo con las herramientas del Estado de Derecho». El viernes incluso apuntó a la posibilidad de volver a modificar el Código Penal, aunque la última reforma fue aprobada sólo con los votos del Partido Popular. «La grandeza de nuestra democracia es su unidad frente a quienes quieren liquidarla», concluyó.
Por su parte, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo también se refirió a la manifestación del fin de semana en Barcelona y subrayó que en la lucha contra el terrorismo «no puede haber ni ideologías, ni pequeñas batallas absurdas». «Por encima de las ideologías están las personas, la convivencia, la vida. ¡Malditos aquellos políticos que dividen a la gente», advirtió.
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