Política

El desafío independentista

Rajoy despachará con el Rey antes de su cara a cara con Mas

El presidente y Mas intentarán poner remedio el día 30 al choque de trenes provocado por el órdago soberanista

Mas, a su llegada ayer a la reunión del Ejecutivo catalán, donde se trató de la dimisión de Duran Lleida de la Secretaría General de CiU y del próximo encuentro en Moncloa con el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy
Mas, a su llegada ayer a la reunión del Ejecutivo catalán, donde se trató de la dimisión de Duran Lleida de la Secretaría General de CiU y del próximo encuentro en Moncloa con el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoylarazon

Despacharán en Zarzuela y después el presidente buscará un frente común con el líder del PSOE antes de reunirse con su homólogo catalán el día 30

El Rey y Rajoy tendrán al menos uno de sus despachos semanales antes de que se produzca el encuentro entre el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Además de llamadas telefónicas cuando la ocasión lo sugiere, el Jefe de Estado y el jefe del Ejecutivo mantienen tradicionalmente un encuentro semanal para tratar de diversos temas en el transcurso normal de la «sana cooperación entre la Corona y el Gobierno», en palabras de Rajoy el pasado viernes tras el Consejo de Ministros que Felipe VI presidió, por primera vez, en Zarzuela. Fuentes de Casa Real confirmaron a LA RAZÓN que desde el lunes aún no se ha producido este despacho y que, por tanto, tendrá lugar antes de que acabe esta semana, días antes de la fecha, hecha pública ayer, del próximo encuentro entre Rajoy y Mas.

El anticipado encuentro entre el presidente español y Artur Mas se gestó en una conversación telefónica entre ambos el 11 de julio. La llamada la efectuó Rajoy, que había recibido un e-mail de Mas con anterioridad solicitándole una entrevista. Moncloa afronta la cita con la intención de hablar con claridad y sin cortapisas de todas las cuestiones que se considere conveniente plantear, afirmaron fuentes gubernamentales a Efe. Sea como fuere, Rajoy ha hecho explícita la postura de su Gobierno hasta la saciedad. Un día después de producirse la llamada telefónica entre Rajoy y Mas, el primero afirmó: «Vamos a hablar, pero yo no voy a hacer aquello que ni puedo ni debo hacer». Y, días más tarde y en el mismo estilo rico en ambages: «Yo sé que hay un problema, sé que hay que afrontar el problema, pero las cosas se piensan bien antes de hacerse porque luego pasa esto. En cualquier caso, hablaremos».

El último encuentro entre Rajoy y Mas tuvo lugar en Moncloa el 29 de agosto de 2013, aunque aquella vez la entrevista fue secreta para que el ruido mediático no entorpeciera el intercambio de ideas entre ambos líderes. El resultado de la conversación, sin embargo, no trajo consigo avances ni acercamiento de posiciones y, de hecho, no propició más encuentros. Las posturas en ambos lados del debate han permanecido inalteradas desde entonces. Desde Madrid se insiste en que la consulta es ilegal y que ningún presidente del Gobierno puede interferir en el modelo de organización del Estado sin que medie una consulta a todo el pueblo español, que es soberano en nuestro ordenamiento jurídico. Tampoco han cambiado los argumentos que ha esgrimido en público Mas que, además, ha ido dando pasos para hacer posible la consulta el próximo 9 de noviembre: aprobación de la ley de consultas en Cataluña, compra de urnas y preparación del censo electoral. Artur Mas pareció recular hace dos semanas cuando lanzó la propuesta de que estaba dispuesto a cambiar la fecha y las preguntas previstas para el 9 de noviembre, pero la airada reacción de sus socios en el Parlament le hizo volver a rectificar y asgurar la unidad de acción entre todas las formaciones políticas compañeras de viaje hacia la independencia y a confirmar que cualquier cambio de planes pactado en Madrid sería consensuado entre todos los socios.

El anuncio de la fecha de la reunión entre Rajoy y Mas hizo cambiar ayer la actitud y el mensaje del Ejecutivo catalán, que no se muestra ni tan beligerante ni tan incisivo con los argumentos que pretenden defender en Moncloa. Por boca del portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, el mensaje fue claro y lo repitió hasta la saciedad ante los periodistas tras los acuerdos de gobierno de la Generalitat: «Hablaremos de todo. No se pueden poner condicionantes».

Después de un mes en el que ambos ejecutivos se han mostrado proclives a dialogar pero sin llegar a dar los pasos necesarios para formalizar el encuentro, la estrategia de los convergentes de cara a la reunión del miércoles de la semana próxima es posicionarse como la parte que está por la labor de llegar acuerdos en contraposición al estatismo del Gobierno. «Para dialogar no se pueden poner condicionantes previos», asumió el también consejero de Presidencia catalán, que matizó que, aunque están dispuestos a hablar de todo, es «evidente» que su posicionamiento en torno a la consulta es «claro y transparente, público y notorio». Una nueva fórmula del Ejecutivo de Mas de decir sin decir, para poner en escena, por un lado, la inquebrantable voluntad de su Gobierno de tirar para adelante la consulta soberanista de cara a los que defienden el derecho a decidir y, por otro, mostrar de cara al resto que es el Estado quien pone condicionantes para no tratar la cuestión a fondo. Este giro de guión responde también al hecho de haber asumido que la reunión no se hará con discreción y, habida cuenta que el encuentro se hará con luz y taquígrafos, se preparan para volver de Madrid y, si es necesario, poder acogerse al argumento de haber sido víctimas, una vez mas, de la incomprensión y el inmovilismo del presidente.

Antes, Mariano Rajoy se verá con los sindicatos CC OO y UGT y las patronales CEOE y Cepyme, a quienes ha convocado a una reunión en el Palacio de la Moncloa el próximo martes.