Balance del Gobierno
Rajoy tiende la mano a Cataluña pero dentro de la Constitución
El jefe del Ejecutivo ofrece a Cataluña un discurso moderado y apoyo a cambio de lealtad recíproca y que se cumpla el déficit
Mariano Rajoy ve a Cataluña como un «problema político», que le preocupa porque puede ser además un problema de Estado y porque, asimismo, cree que cualquier síntoma de inestabilidad perjudicaría notablemente las posibilidades de España de asentar la confianza exterior y mejorar su capacidad de financiación en los mercados. En el balance del año, en su mirada a Cataluña fue sobre todo fiel a sí mismo. Tono moderado para cubrir la preocupación que se percibe en medios gubernamentales por el perfil y el contenido del nuevo Gobierno de la Generalitat, y, por supuesto, mano tendida al diálogo y a la colaboración, a buscar puntos de encuentro que, según subrayó, si se han roto ha sido por decisión de CiU.
Ahora bien, el presidente también recalcó en su mensaje que ese diálogo y esa colaboración tienen que producirse dentro del marco de la ley y de la Constitución. Por encima de la voluntad de diálogo con todos está su obligación de defender la ley. «Conozco mi responsabilidad, la lealtad a lo que me debo y mi papel en defensa de la Constitución. Y no me desviaré de ninguna de ellas», destacó.
Moncloa hará hueco en la agenda del presidente para recibir al líder de CiU. Pero además esa disposición a hablar saca brillo a la estrategia de Rajoy de mantener la mano tendida a Cataluña. Que si se fuerza la ruptura –precisan– no puedan decir que ha sido por su culpa. De hecho, en Moncloa son muy pesimistas sobre el resultado de la nueva visita de Mas a Palacio. Creen que igual que hizo en la anterior ocasión, la utilizará como otro pretexto para envolver sus problemas personales y de gestión en el eslogan victimista de que el Ejecutivo central da un portazo a sus demandas soberanistas. Pero para el equipo de Rajoy esa reunión debe servir también para repasar a puerta cerrada las claves de la difícil situación económica que atraviesa la Generalitat. En Hacienda saben que la Generalitat no cumplirá el objetivo y esto les coloca en la tesitura de tener que decidir qué respuesta dan al incumplimiento de un Gobierno autonómico que por un lado pide dinero para pagar sus facturas, sus vencimientos de deuda y a sus proveedores, al tiempo que sigue tomando decisiones y preservando partidas que sólo tienen como fin la construcción nacional.
En esa negociación de Hacienda con la Generalitat es donde se va a librar la principal batalla del año. En Moncloa están convencidos de que el Gobierno de Mas dividirá sus energías entre buscar cómo hacer trampas a la legalidad para seguir avanzando en su proyecto nacional y mantener la campaña soberanista viva entre la ciudadanía. Rajoy recordó ayer a los catalanes que la prioridad no puede ser otra que la crisis y la recuperación económica. «Se pueden mejorar muchas cosas; recomponer consensos debilitados, pero siempre será necesario respetar las reglas y procedimientos y la lealtad recíproca, primando lo que nos une por encima de lo que nos separa», sentenció.
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