PP
Rajoy recuerda a Aznar ante su «deslealtad» que el PP ha salvado a España de la quiebra
Génova: «La vieja guardia» se mueve, pero no puede desestabilizar. El ex presidente pone como ejemplo la refundación de Sarkozy.
La dirección popular ha optado por ignorar los últimos dardos que les ha lanzado el ex presidente del Gobierno José María Aznar en una entrevista a a «Abc» para no alimentar más un debate que no les beneficia ni interna ni externamente. En clave interna, sus declaraciones han sido recibidas como un «golpe bajo» y como un «acto de deslealtad» impropio –sostienen– del papel que corresponde a quien sigue siendo el presidente de honor del partido. En esas declaraciones, Aznar llega a insinuar, a su manera, que puede llegar a no votar al PP si no hay una rectificación, y lo hace justo en un momento en el que su partido combate la abstención de sus votantes tradicionales y su fuga a Ciudadanos. En la dirección popular enmarcan el ataque de Aznar en un nuevo movimiento de la «vieja guardia», al que ayer se sumó Esperanza Aguirre. No es el primero que se produce en esta Legisltura, pero sí quizás el que llega en un momento más delicado. No obstante, desde Génova insisten en que no tienen la fuerza suficiente como «para desestabilizar al presidente».
Rajoy, por su parte, se limitó ayer a señalar que su partido ha tenido que afrontar la mayor crisis económica en décadas, y que esto le ha obligado a adoptar difíciles decisiones que ahora, una vez pasado lo peor, está en disposición de explicar a los españoles.
La respuesta del jefe del Ejecutivo consistió en recordar que el PP ha salvado a España de la quiebra y ha conseguido corregir la deriva de destrucción de empleo que dejó en herencia el Gobierno socialista. También incidió en que considera superadas las dificultades y que ahora, por tanto, está en condiciones de asegurar que la mayoría de los problemas que se encontró al llegar al Gobierno están ya encauzados.
El presidente del Gobierno compareció junto al ex presidente francés y líder del partido Los Republicanos, Nicolas Sarkozy, tras el encuentro que ambos mantuvieron en Génova para hablar sobre la situación en Europa y los principales problemas que están marcando la agenda, como el de la inmigración.
Rajoy no entró a valorar las enmiendas que ha realizado Aznar a su gestión y a su política, y frente al duro diagnóstico del ex presidente, él proclamó que una vez que ha superado una situación crítica, toca seguir perseverando para corregir todas las secuelas que la crisis ha dejado en la sociedad. Incluso advirtió de que una vez que ha pasado «lo peor», ahora hay «más holgura presupuestaria» y se «podrán recuperar algunas cosas de las que hubo que prescindir». Una alusión a la agenda social en la que ha puesto a trabajar a todos los ministerios bajo la instrucción de que analicen qué partidas de gasto social son asumibles presupuestariamente, en su mayoría ya con la vista puesta en las próximas cuentas. Aunque si hay margen para aprobarlo en esta legislatura, Rajoy intentará activarlo en este mandato. La Conferencia Política que el PP celebrará a principios de julio será otra caja de resonancia de este discurso social que el presidente quiere que le acompañe hasta las elecciones generales. Un objetivo que intentará preservar de los efectos que puedan derivarse del estallido de la crisis griega, aunque ésta abra las puertas a un escenario no previsto en las peores previsiones del Ejecutivo. Supone una amenaza cuyo alcance depende de la evolución de la prima de riesgo y de los efectos en el mercado de la deuda.
Los ministerios ya han trasladado a Moncloa sus previsiones de gasto y Rajoy tiene que decidir si intentará acelerar la aprobación de los Presupuestos durante el verano, o si se ajustará al calendario ordinario y los presentará antes del 30 de septiembre, aunque no dé tiempo a tramitarlos parlamentariamente. Dentro del Gobierno siguen señalando las dificultades que entraña acelerar tanto la aprobación de las cuentas para el próximo ejercicio, pero es una opción que está en manos del presidente del Gobierno. «Lo importante es el futuro, España entra en una etapa mejor», concluyó Rajoy ante la pregunta sobre la embestida de Aznar.
Mientras, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, asistía ayer a la inauguración del campus FAES. Su intervención había generado expectación ya que se producía justo diez días después de que Rajoy nombraba los cambios internos en el partido. Tras quedarse a sólo un escaño de la mayoría absoluta para lograr la presidencia de Castilla-La Mancha, los movimientos internos habían escenificado la pérdida de poder interno por parte de Cospedal donde Rajoy tomaba de nuevo el mando. Pero la secretaria general de los populares hizo un discurso de clara defensa de las políticas de Rajoy y también se dedicaba a alabar la fundación de Aznar. Cospedal abogó por la «estabilidad institucional y económica a salvo de sobresaltos y ocurrencias». Admitó que el Partido Popular tiene que «recuperar la ilusión» de aquellos ciudadanos que han dejado de tenerla y recuperar también esa idea que tenían muchos españoles de que su partido es «garantía» de una sociedad de «progreso» y de un país con «futuro». Destacó que ése es el «reto» que tienen que asumir porque se «juegan mucho» en las elecciones generales.
A pesar de que José María Aznar aseguró en la entrevista que el PP debe acometer una «rectificación enérgica, creíble y suficiente» urgiendo a «recuperar el ADN» del partido, la unidad interna y el centro derecha para ganar las generales, Cospedal dedicó todo tipo de elogios a a FAES de la que dijo que debe servir al PP de «ancla» y «guía» para «hacer fructíferos» todos los «esfuerzos» que durante todos estos años han tenido que pedir a los españoles. «Unos esfuerzos que tenían un objetivo que hoy se ve más claro que nunca: que no nos pase lo que está pasando en otros lugares», en alusión a Grecia.
Aznar no dijo ni una palabra sobre sus declaraciones en esa entrevista; al menos delante de Cospedal. Tan sólo al presentar al ex presidente de Francia Nicolas Sarkozy aprovechó para elogiar la «profunda transformación interna» de la UMP francesa que ha llevado a cabo Sarkozy, una «refundación» para llevar de nuevo a la formación al Gobierno de Francia, dijo. Destacó que el actual líder de los republicanos entendió que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) «necesitaba una refundación».
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