La investidura de Sánchez
Rivera: En busca del liderazgo (interno) perdido
El líder de Cs reivindicará su oposición a pactar con el PSOE e intentará dejar en evidencia al PP.
El líder de Cs reivindicará su oposición a pactar con el PSOE e intentará dejar en evidencia al PP.
Se ha encargado de dejarlo claro en cada ocasión que se ha puesto delante de los micrófonos de los medios de comunicación desde que se conocieron los resultados de los comicios del 28 de abril. Su posición no ha variado desde la campaña electoral: no ha repetido el famoso «no es no» de Sánchez a Rajoy en 2016, pero solo le ha faltado eso.
Por eso no parece que vaya a haber sorpresas en la posición que adoptará en las votaciones del pleno de investidura la totalidad de la lista que encabeza Rivera: Ciudadanos se posicionará en el «no» a la candidatura del socialista a La Moncloa.
A pesar de los esfuerzos del PSOE, los naranjas mantendrán su «cordón sanitario» justificado en gran medida por las discrepancias en la política territorial sanchista, un extremo innegociable para un partido que nació y se fogueó en un Parlamento de Cataluña herido por el conflicto secesionista.
Es por eso por lo que ha hecho oídos sordos a las lanzas de Sánchez, incluso en los momentos en los que la alianza del PSOE y Unidas Podemos parecía más lejos que nunca. El socialista ha pedido en repetidas ocasiones, tanto a él como a Pablo Casado, una abstención justificada en la estabilidad del país. Rivera no se acuerda ya de ese programa de más de 200 medidas que firmó con el líder socialista en febrero de 2016, entre otras cosas porque la posición actual de Ciudadanos dista mucho de la de aquel entonces.
Rivera ha encontrado su sitio en el espectro ideológico en un asiento escorado a la derecha, aunque en el discurso institucional se afana en dejar claro que Ciudadanos es un partido de centro. Está cómodo disputando cada voto al PP y no parece que vaya a cambiar de parecer a pesar de las discrepancias que han surgido dentro de la formación naranja.
El último en distanciarse del veto a Sánchez fue Francesc de Carreras, uno de los fundadores de Ciudadanos con una relación más estrecha con el actual presidente. Esa fue solo la punta del iceberg de la mayor crisis interna de la breve historia de Cs, un periodo que estalló el día en que dejaron sus cargos en la Ejecutiva Toni Roldán y Javier Nart, pero que se venía fraguando en los corrillos desde hacía semanas.
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