Cataluña
Salida de empresas
La deriva independentista catalana no hace ningún bien ni a catalanes ni a españoles. El hecho de que los políticos transmitan el mensaje de que desean separarse provoca un instintivo recelo por parte del resto de la población del país hacia los productos catalanes. Este hecho se traduce en la pérdida de ingresos para las empresas catalanas que sufren, ya de por sí, una crisis acuciante.
Además, las empresas extranjeras descartan, por si acaso, su instalación en Cataluña, o planifican el desplazamiento de sus sedes hasta Madrid.
No sólo Cataluña sale perjudicada.
Al resto del mundo se transmite una imagen de país con inestabilidad política, lo que dispara la prima de riesgo, haciendo más difícil la financiación para el Estado, las comunidades autónomas, los bancos, las empresas y, en definitiva, para todos los españoles. Para colmo, en un arrebato de independentismo, el Gobierno catalán se pegó ayer un tiro en el pie al imponer un gravamen a los depósitos bancarios, con sanciones «por deslocalización de depósitos».
Es evidente que los ciudadanos sabrán articular maneras de mover su dinero a sucursales en otras provincias de la nación. Como decía Edmund Burke, «Las malas leyes son la peor forma de tiranía». Aquí tenemos un ejemplo.
Enrique Quemada
Consejero delegado del ONEtoONE
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