Crisis en el PSOE

Sánchez enciende a la militancia desde Malibú

Recuperado y con ganas de plantar cara, llega hoy a Madrid tras unas vacaciones familiares. «Le han dado un golpe de Estado y tiene que volver», afirman los «sanchistas».

Pedro Sánchez, durante el anuncio de su dimisión en la sala de prensa de la sede de Ferraz tras el Comité Federal del 1 de octubre
Pedro Sánchez, durante el anuncio de su dimisión en la sala de prensa de la sede de Ferraz tras el Comité Federal del 1 de octubrelarazon

Recuperado y con ganas de plantar cara, llega hoy a Madrid tras unas vacaciones familiares. «Le han dado un golpe de Estado y tiene que volver», afirman los «sanchistas».

Para nada acabado y con los «sanchistas» muy animados. Así ha pasado Pedro Sánchez esta larga semana de vacaciones en Los Ángeles con su familia, en contacto permanente con su grupo de fieles a través del teléfono móvil y su «tablet». Su dimisión como secretario general del PSOE y un partido abierto en canal no le han impedido una tranquila estancia en California con escapadas a la playa de Malibú incluídas. Según algunos españoles que por allí le vieron su aspecto era inmejorable, relajado con su mujer Begoña, sus dos hijas, Ainhoa y Carlota, y sin parar de consultar sus terminales telefónicos. Mientras aquí la gestora se agota por calmar las aguas, los leales al defenestrado líder no han parado un minuto. «Pedro, vuelve por dignidad», es el mensaje que han lanzado a las agrupaciones socialistas, con una recogida de firmas instando a la convocatoria de un Congreso extraordinario.

Fuentes de su entorno reconocen que Pedro Sánchez «ha calentado» a la militancia desde la costa californiana, y que son muchos quienes le animan a no tirar la toalla. Lejos de dar un paso atrás, los adeptos que le han contactado por SMS o Whatsapp aseguran que está muy sereno, con el golpe encajado y ganas de plantar cara. «Le han dado un golpe de Estado y tiene que volver», afirman los «sanchistas», entregados a levantar ampollas entre las bases. Conscientes de que no queda mucho tiempo, a tenor del previsible Comité Federal del domingo 23 de octubre, su estrategia pasa por no facilitar las cosas a la gestora y entorpecer el paso a Javier Fernández y Susana Díaz. «Si se tiene que ir, que le echen los militantes», opinan exigiendo unas primarias previas al Congreso, dónde reclaman que Pedro sea candidato.

El ex secretario general ha seguido al minuto los acontecimientos políticos en España y la grave crisis de su partido. De hecho, fue la primera persona en llamar a Miguel Iceta y felicitarle por su triunfo como primer secretario del PSC. «Los socialistas catalanes estamos con él», advierten fuentes del PSC, que siguen anclados en el NO solemne a la investidura de Mariano Rajoy. En el sector «sanchista» insisten en que la mayoría de las bases apoyan al líder saliente y son muy críticos contra la gestora. Incluso van más allá al sugerir que las encuestas publicadas sobre una debacle electoral del PSOE en nuevos comicios están amañadas. «Esto es como cuando se encarga a un abogado un dictamen de pago, al servicio del cliente», dicen diputados fieles al dimitido líder.

Pedro Sánchez regresa a Madrid hoy lunes y medirá sus pasos con cuidado. Al parecer, no tiene previsto acudir a la reunión del grupo parlamentario en el Congreso mañana martes, presidida por Javier Fernández. En el orden del día figura el nombramiento de los nuevos portavoces de Comisión, pero nadie duda de que el debate será candente sobre la posición del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy. «Mejor cuarenta diputados que un voto a la derecha», dicen los más radicales adeptos a Sánchez. Lo que sí puede suceder es que Pedro acuda a la reunión del Comité Federal del domingo 23, lo que aumenta la tensión y las fisuras en el partido. De momento, sí ha tenido contacto desde Los Ángeles con César Luena, algunos diputados leales y otros dirigentes territoriales a los que ha emplazado para hablar en persona una vez aterrice en España. Las espadas están en alto y la brecha crece por momentos.

La reacción de la gestora ante estas maniobras no se ha hecho esperar. Los oficialistas acusan a Sánchez y los suyos de «profunda deslealtad» al partido, ignorar los intereses de España y aferrarse sólo al escaño. Denuncian intrigas turbias hacia Javier Fernández y Susana Díaz, con entrega de dossieres en las diferentes agrupaciones contra ambos líderes. «Jamás se ha visto una deslealtad y juego sucio semejante», aseguran miembros de la gestora. Indignados, pretenden en público mantener la calma, sosegar los ánimos ante el Comité Federal y buscar la mejor solución posible. En estos momentos, con las heridas tan abiertas, la tesis más posible es la abstención técnica de once diputados, que permita salvar la cara al PSOE y una investidura de mínimos de Mariano Rajoy.

Así las cosas, Pedro Sánchez regresa hoy a Madrid con un rostro bronceado y la mente inquieta. Viajó a la Meca mundial del cine por deseo de una de sus hijas, Ainhoa, y vuelve con ganas de agitar a los suyos. Unos le jalean y otros le reprochan que no sepa dar un paso atrás y ser leal al partido. Lo único claro es que de amortizado, nada. Y de guerrillero, todo.