La amenaza yihadista
«Si nos votáis, tendréis la doble nacionalidad»
Corría noviembre de 2012. Artur Mas había adelantado las elecciones autonómicas y todo el aparato nacionalista se movilizó para sacar votos hasta de debajo de las piedras. El secretario de Inmigración de CDC, Ángel Colom, sabía que en el referéndum independentista del Quebec se perdió por unos escasos 50.000 votos. La mayoría de estos correspondían a inmigrantes que habían conseguido la nacionalidad recientemente y dijeron «no» a la independencia. Por eso, el nacionalismo se centró en los más de 100.000 musulmanes con derecho a voto –de un total de casi medio millón–, sobre todo en la comunidad marroquí, la más numerosa. «No se puede construir un Estado catalán sin la participación de los catalano-marroquíes», decía Colom en las mezquitas con un objetivo: evitar la ruina del plan independentista por culpa del voto inmigrante.
Para el ex «embajador» de la Generalitat en Marruecos y ex líder independentista había que trasladar a la comunidad marroquí que «un Estado catalán puede proporcionar un mayor bienestar» a los inmigrantes. Y lo justificaba así «si hacen un esfuerzo de integración serán catalanes», para añadir «cuando ven cómo nos maltratan desde Madrid, rápidamente entienden el catalanismo». Por si acaso no lo entendían, Colom prometía en sus discursos encendidos en las mezquitas, entremezclando catalán y castellano, que en una Cataluña independiente existiría la doble nacionalidad y se respetarían los tratados con Marruecos. El líder nacionalista también garantizaba que el islam tendría un encaje en el nuevo Estado y para eliminar los miedos afirmaba que Cataluña sería un nuevo estado de Europa –los inmigrantes temen quedarse fuera de la Unión y no poder moverse- y que sería más fácil conseguir la nacionalidad catalana que la española. De esta forma, intentaba contrarrestar el temor de los ciudadanos extranjeros que están tramitando la nacionalidad española y que en caso de secesión podían quedarse sin ella. En conclusión, Colom arengó y arenga a los colectivos inmigrantes trasladando un claro mensaje: para ser un buen catalán debes ser independentista.
Ángel Colom organizó un acto con inmigrantes en estas elecciones al que asistió Artur Mas. Tanto entusiasmo mostró que un líder salafista, Khalid Shabar Chuhan se presentó en las listas de CiU. Luego fue detenido por estafa. Chuhan entró avalado por Noureddine Ziani, líder de la sectorial marroquí de CDC. Ziani fue expulsado por sus vinculaciones con el islamismo radical. Colom jamás hizo autocrítica. Mas tampoco. Se limitaron a denunciar un montaje del CNI.
El nacionalismo catalán siempre ha negado que favoreciera la inmigración musulmana antes que la latina. Sin embargo, los datos demuestran lo contrario: la mayor concentración de musulmanes en España se encuentra en Cataluña. «A la gente que viene le hemos de decir que quiera a Cataluña y que luego todo llegará», argumentó Ángel Colom en una intervención en 2011. Algo así ya explicaba en su época de «embajador» de la Generalitat en Marruecos. En los años 2003 y 2004, animaba a los jóvenes marroquíes a aprender catalán en los centros subvencionados por el gobierno catalán y a emigrar a Cataluña porque «en Cataluña sí que había futuro». Colom, miembro de la ejecutiva del partido de Artur Mas, los animaba a venir pero el ex presidente, Jordi Pujol, ya lo teorizaba años antes. Salvador Cot, en aquel momento subdirector del diario Avui, entrevistó a Pujol y a Heribert Barrera, el ya fallecido presidente de Esquerra Republicana de Cataluña. Barrera estuvo explícito «es más difícil integrar a un latinoamericano que a un andaluz» y Pujol afirmó, en la misma línea, «esto seguro y más a un marroquí, religión aparte, que a un latinoamericano porque les cuesta entender el catalanismo». El ex presidente de ERC lanza sus ideas racistas en este libro afirmando que «la inmigración provoca descatalanización».
Para afrontar este peligro, que siempre ha llevado de cabeza al nacionalismo, se cambia de estrategia. En lugar de despreciar a la inmigración se apuesta por la integración y la identificación con el movimiento nacionalista. No es la primera vez que cambiaban el tercio. Lo hicieron para hacer frente a la emigración andaluza, gallega, asturiana, manchega y de cualquier lugar de España y lo hacen ahora con la inmigración magrebí. Pujol, en 2011, reprendió a los catalanes por hablar en castellano a los inmigrantes porque su objetivo era integrarlos aunque nunca serán reconocidos como ciudadanos de pleno derecho. Años antes, su esposa Marta Ferrusola, hacía esta reflexión «las ayudas sólo sirven a los inmigrantes que acaban de llegar. Tienen poca cosa, pero lo único que tienen son hijos». No es la única perla. «los inmigrantes no saben lo que es Cataluña, sólo saben decir buenos días, buenos tardes, dame de comer» o «las iglesias románicas no servirán, servirán las mezquitas». Pujol y Mas dijeron entonces que eso era lo que pensaban la mayoría de los catalanes.
✕
Accede a tu cuenta para comentar