Política

El caso Carromero

Un calvario en silencio

Isabel Barrios, madre de Ángel
Isabel Barrios, madre de Ángellarazon

En un segundo plano, discreta y prudente. La madre de Ángel Carromero fue la única que ayer pudo verle en la prisión de Segovia. Apenas estuvo una hora con él, pero para Isabel Barrios fueron los 60 minutos más intensos de su vida. Estos últimos siete meses han sido los más angustiosos de su vida y, sin embargo, nunca se ha dejado llevar por las emociones. Durante ese tiempo sólo pudo hablar con su hijo unos minutos. Alejada de los medios de comunicación, pidió prudencia y respeto para no perjudicar a su hijo, al que calificó como una persona «honesta» y «responsable». Tan sólo un comunicado en estos meses en el que mostraba su preocupación por «las investigaciones paralelas» que se estaban haciendo y que afectaban negativamente a su defensa. Y ni una palabra más. Nada que pudiera entorpecer la labor que estaba realizando el Gobierno y el Ministerio de Exteriores, al que Isabel acudió en más de una ocasión para interesarse por cómo se estaban llevando a cabo las gestiones para que su hijo regresase a España. Siempre en silencio, con su dolor y el de su familia a cuestas.

Emocionada, afectada pero muy contenta. Así se encontraba ayer la madre de Carromero, tal y como relatan sus más allegados. Su único deseo era ver a su hijo y lo consiguió. Sólo ella, ya que nadie más obtuvo el permiso pertinente para visitar al vicesecretario de Nuevas Generaciones del PP de Madrid. Además, curiosamente, ayer era el día de los vis a vis (comunicaciones) en la cárcel segoviana, lo que incluye una rutina de control para evitar que los familiares introduzcan droga. Inspección que se realizó apenas una hora antes de que llegase Isabel Barrios, en torno a las 17:30 horas. Pero, curiosidades aparte, y, aunque ella no quería convertirse en la protagonista, lo fue. A través del parlamentario popular Pablo Casado, que la llevó en coche hasta la cárcel segoviana, Isabel Barrios pidió disculpas a los medios de comunicación por no poder atenderles, pero la emoción retenida durante todo este tiempo se lo impedía. Y es que ha sido un calvario silencioso y muy duro, incluso en los momentos más difíciles, cuando surgían informaciones que perjudicaban y agravaban aún más la situación de Carromero en Cuba. Ni siquiera entonces, la familia del dirigente popular alzó la voz para acallar rumores o desmentir informaciones. Sobra decir que muchas de las acusaciones del fiscal cubano estaban argumentadas con informaciones publicadas en nuestro país. Silencio que ayer tocó a su fin. Ahora será el afectado el que hable y cuente su verdad. Mientras, y dirigidos a su familia, mensajes de cariño y tranquilidad. La travesía ha terminado y ahora, pese a estar en prisión, la cercanía es mayor.