Ministerio de Defensa
Una cadena de errores de Israel acabó con la vida del cabo Soria en Líbano
El Gobierno israelí, que reconoce su responsabilidad, indemnizará a la familia del militar español
Una cadena de errores de Israel acabó con la vida del cabo español Francisco Javier Soria en Líbano. Por primera vez, este país ha aceptado indemnizar a la familia de un militar extranjero.
Un cúmulo de errores por parte de Israel acabó con la vida del cabo Francisco Javier Soria Toledo el 28 de enero en Líbano, en el marco de la misión de Naciones Unidas (UNIFIL). Así lo confirmó ayer el ministro de Defensa, Pedro Morenés, en el Congreso, donde compareció tras analizar las tres investigaciones llevadas a cabo para esclarecer los hechos: la de España, la de Naciones Unidas y la del Gobierno de Israel con participación española, las cuales «arrojan una luz coincidente sobre los hechos»: al menos cinco errores cometidos por los artilleros israelíes que dispararon, a las 12:30 horas, un proyectil de 155 mm que tenía en su línea de tiro la torre del puesto de vigilancia 4-28, en la que se encontraba el cabo Soria. En todo momento, Morenés recalcó que Israel ha reconocido su responsabilidad en esta
«imprudencia» y destacó que, por primera vez, este país ha aceptado indemnizar a la familia de un militar extranjero.
Todo comenzó a las 11:25, cuando la milicia chií de Hizbulá atacó, primero, un convoy israelí que circulaba a 8 kilómetros de la posición 4-28 de UNIFIL y, después, lanzó varios cohetes sobre territorio de Israel desde las proximidades del mismo puesto de vigilancia. A partir de ahí se inició un intercambio de disparos que se prolongó durante más de dos horas. El contingente español fue informado a las 11:37 y activó los protocolos de seguridad, que incluyen la presencia de efectivos en las torres de vigilancia –con paredes de 20 cm de grosor de hormigón armado y cristales blindados– para vigilar el repliegue de sus compañeros. Esa era la tarea del cabo Soria, «apoyar y proteger a sus compañeros», aseguró Morenés.
Fue a las 12:30 cuando el Ejército israelí lanzó un proyectil de artillería desde una batería a unos 16 kilómetros de la posición española, contra la cual impactó. Su intención era la de alcanzar posibles localizaciones de Hizbulá a unos 500 metros tras el puesto español, lo que confirma el hecho de que alrededor se registraran otros 9 impactos de proyectiles similares y varios de granadas de mortero fumígeno de 120 mm. El fuego cruzado continuó hasta las 13:45, aunque apenas 20 minutos antes los sanitarios ya habían certificado la muerte del cabo. En la zona se encontraron, al menos, 118 proyectiles israelíes y 60 de Hizbulá.
Y es aquí donde están los errores que Israel reconoce en su informe y que Morenés detalló. Por un lado, «se asumió un excesivo riesgo» al considerar menos de 500 metros como distancia de seguridad con respecto al objetivo y, al mismo tiempo, los efectivos israelíes «no disponían de ningún método o modo de observación de los impactos y carecían de la posibilidad de efectuar corrección de tiro». También tiraron «al máximo alcance eficaz del arma», lo que aumenta la posibilidad de error. Junto a esto, destacó que Israel «no tiene en cuenta el alzado de las instalaciones de UNIFIL, por lo que omiten la existencia de un obstáculo de 10 metros de altura –la torre– en plena línea de tiro». Por último, el viento soplaba entre 30 y 45 km/h, lo que puede provocar variaciones de tiro de hasta 300 metros, explicó Morenés. Y los artilleros israelíes carecían de boletín meteorológico... Ante esta suma de errores con resultado fatal, el ministro dejó claro que «no había ningún tipo de intencionalidad» por parte de Israel contra los cascos azules, un país, aseguró, que «reconoce su responsabilidad por el impacto».
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