Política

Reforma constitucional

Una financiación más justa

La Razón
La RazónLa Razón

El PSC es un partido que tradicionalmente ha representado la modernidad, el progreso, la vanguardia y hasta cierto punto, la rebeldía –en términos de radicalidad democrática– en sus planteamientos políticos. Ello explica que, históricamente, haya contribuido a liderar debates políticos complejos mediante la formulación de propuestas y soluciones ambiciosas y valientes con sensatez y rigor.

De ahí que, en este momento histórico en el que muchas de las instituciones forjadas durante la Transición están cuestionadas, hayamos apostado por iniciar un proceso de reforma constitucional federal en el que también se aborde, ineludiblemente, la reforma del sistema de financiación. Básicamente se plantean dos propuestas: primera, que la Constitución regule los elementos básicos del sistema, de forma que con ello se le dote de mayor estabilidad y su configuración no dependa de la coyuntura política. Y, segunda, que se garanticen y compatibilicen los principios de solidaridad, justicia y ordinalidad. Los catalanes no queremos renunciar a la solidaridad. Simplemente reclamamos que el sistema de financiación sea justo y transparente, de modo que el esfuerzo de solidaridad no acabe perjudicando a la comunidad que lo lleva a cabo. Así, la ordinalidad consiste en garantizar que la ordenación de recursos de los gobiernos autonómicos, después de la aplicación del mecanismo de nivelación en términos de solidaridad, sea la misma ordenación existente antes de efectuar esa nivelación. Puro sentido común.

La introducción de este principio va a obligar, lógicamente, a replantearlo todo: el régimen común y los sistemas de concierto y convenio. Pero sin ánimo de resquebrajar el sistema, sino de afianzar la solidaridad. Hay que enfocar el debate sin apriorismos ni prejuicios, sin tabúes ni condicionantes. Reconociendo las singularidades establecidas en la Constitución, pero evidenciando los resultados discriminatorios que se han derivado y corrigiendo las disfunciones.

Hemos planteado una propuesta para el debate. Somos conscientes de que las reformas de esta envergadura no se imponen. No se trata de tener la razón, sino de llenarse de razones para que cada cual pueda defender con firmeza sus convicciones y derechos. A nosotros nos mueve la solidaridad, la justicia y la dignidad. Va a hacer falta diálogo, franqueza, respeto, lealtad y perseverancia, sin nervios ni prisas.