Pactos electorales
...y Sánchez le da un perfil bajo a la reunión y no comparece
Acudirá a la cita con una agenda de reformas para recuperar su rol de líder de la oposición.
Acudirá a la cita con una agenda de reformas para recuperar su rol de líder de la oposición.
30 de marzo de 2016. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias enfilan la carrera de San Jerónimo. Caminan juntos, ataviados con sendos abrigos largos. Se saludan de manera informal ante los medios gráficos y el líder de Podemos le hace entrega del libro «Historia del baloncesto en España», en el que escribe una dedicatoria: «Es bueno empezar por lo que nos une». Tras este gesto, entran en la Cámara Baja para dar comienzo a la reunión. El lugar elegido es la sala Martínez Noval, en la que Sánchez recibe a los representantes de los partidos políticos con los que está manteniendo su ronda de contactos para intentar formar gobierno. La liturgia de este encuentro nada tiene que ver con el clima que rodeará la cita de hoy. Sánchez, despojado de su rol de presidenciable e incluso de su acta de diputado, prevé dar un perfil tan bajo al encuentro que ni siquiera valora comparecer tras el mismo. Según informan fuentes socialistas, será José Luis Ábalos –nuevo secretario de Organización del PSOE– quien dé cuenta del desarrollo del encuentro.
La reunión tampoco la acogerá una sala de renombre, sino que ambos líderes departirán en el despacho de la nueva portavoz parlamentaria, Margarita Robles. El objetivo, aunque sigue siendo el mismo, articular una mayoría alternativa a Mariano Rajoy, también se ve desde un prisma distinto por sus dos protagonistas. Mientras que Sánchez aspira a recuperar el liderazgo de la oposición y capitalizar la agenda de reformas en lo que resta de legislatura, Iglesias quiere imprimir velocidad a los tiempos para forzar una moción de censura o unas elecciones cuanto antes. A priori los socialistas no quieren transitar esta vía, de momento, aunque no la descartan para el futuro.
El nuevo líder del PSOE apenas esperó veinte minutos para anunciar, en su discurso de proclamación como secretario general, que su objetivo era «cambiar a este Gobierno y cambiar sus políticas», para lo que pondría en marcha una «mesa de coordinación parlamentaria» con las fuerzas del cambio. Iglesias recogió el guante. Hoy Sánchez pondrá sobre la mesa un compendio de reformas que van desde acometer un «rescate juvenil», hasta garantizar las pensiones o luchar contra la violencia de género. Un universo de lugares comunes en los que poder poner de acuerdo a Podemos con Ciudadanos, algo muy distinto a la concreción que le va a exigir Iglesias. También estará sobre la mesa la abstención del PSOE en el CETA, un movimiento que les acerca a los morados y que el líder de Unidos Podemos pedirá llevar hasta el final, votando «no» junto a ellos. A pesar del deshielo, la desconfianza que frustró el Gobierno del cambio en 2016 sigue vigente y los socialistas buscan con estos gestos acercarse a los votantes de Unidos Podemos más que a sus dirigentes, para recuperar los votos perdidos por la izquierda durante el periodo de la gestora.
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