Política

Lucha contra ETA

Zulueta desde la cárcel: «No dejaré que me usen para dividirnos»

La Razón
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Como vulgarmente se dice, el que no se consuela es porque no quiere. La abogada Arancha Zulueta, que se encuentra en prisión por orden de la Audiencia Nacional, tras la operación de la Guardia Civil contra el «Frente de Cárceles», publicó ayer un artículo en «Gara» en el que asegura que su arresto, y el de sus compañeros, se debe a que «el Estado, más débil que nunca, se ve herido, y las bestias heridas son peligrosas, porque se revuelven y atacan. Y eso es lo que están haciendo. Pero no es una agresión descontrolada, sin objetivos. ¡No! Desde el principio han buscado crear cisma, sembrar cizaña, buscar división, para poder justificar su inmovilismo. La impotencia de la bestia herida la ha pagado ahora la interlocución del EPPK (Colectivo de Presos de ETA), como antes lo pagaron Herrira y tantas iniciativas políticas, sociales».

En medios antiterroristas se subrayan los razonamientos de la letrada, que para vencer al «enemigo» echa mano nada más y menos que de un deporte milenario, como es el judo: «en la historia de nuestro pueblo no es la primera vez que de la adversidad se hace virtud, que, como en el judo, el ataque, con la llave de la habilidad y la paciencia, se le vuelve en contra al agresor», aventura.

Asimismo, señala que «la intoxicación, el insulto, la descalificación y la mentira han sido un recurso reiterado que hemos padecido algunas personas, siempre con el objetivo de sembrar la discordia y situarnos como líderes de sectores disidentes. Necesitaban esa disidencia, y a falta de una real, se la han tenido que inventar". Y aprovecha la ocasión para arremeter contra los medios de comunicación: "no hablo para responder a ninguna de las falacias que se hayan podido decir o publicar sobre mí. Ni siquiera para limpiar mi nombre o mi conciencia, ni para intentar justificarme ante nada ni nadie. No hay mejor desprecio que no hacer aprecio. Los miserables "plumillas"que se han dedicado a sembrar calumnias e insultos a partir del informe de rigor que desde las cloacas se cocina en estas operaciones no merecen perder mucho tiempo. Son siempre los mismos, personal mediocre y cobarde que, amparado en el poder de sus medios, vomita desprecio a la gente incomunicada».