Pedro Sánchez

El sillón vacío

Los españoles nos merecíamos una disculpa, pero realmente el desprecio a la soberanía nacional es una tendencia clara en el Gobierno de coalición

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abandonó el jueves el Congreso antes de la intervención de Pablo Casado en el debate para instaurar el estado de alama hasta mayo
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abandonó el jueves el Congreso antes de la intervención de Pablo Casado en el debate para instaurar el estado de alama hasta mayoEUROPA PRESS/E. Parra. POOLEuropa Press

La democracia es un sistema político en la que tanto los gestos como las palabras tienen su importancia. La escenificación del debate parlamentario y su transparencia, hace que los ciudadanos confíen en el sistema y es lo que permite diferenciarse de un régimen totalitario.

El sillón vacío que dejó el Presidente Sánchez la semana pasada, cuando se estaba debatiendo una limitación sin precedentes de los derechos constitucionales a los ciudadanos, pone de manifiesto no solamente el déficit democrático del Gobierno de coalición, sino la personalidad soberbia de un Presidente del Gobierno que con su gesto de abandonar el Congreso de los Diputados cuando iban a intervenir los representantes de millones de españoles, quiso mandar un mensaje de prepotencia autoritaria al resto de líderes políticos.

Alguien podría pensar, de forma benevolente, que fue un simple descuido, pero en todo caso los españoles nos merecíamos una disculpa y un propósito de la enmienda; aunque realmente el desprecio a la soberanía nacional es una tendencia clara en el Gobierno de coalición.

Por actuaciones como esta de despreciar a los otros poderes del Estado, tanto al Legislativo como al Judicial, por parte del Ejecutivo, es lo que ha llevado a que en muchas capitales europeas se hable de España como estado fallido.

Las formas han sido nefastas, pero lo más preocupante ha sido el fondo; es decir, que el Gobierno presente a debate en el Congreso un decreto-ley de estado de alarma con duración hasta mayo, sin rendición de cuentas cada quince días y dejando las medidas concretas de limitación de derechos en manos de las Comunidades Autónomas, algo inaudito en nuestro ordenamiento jurídico.

Desde un punto de vista jurídico, el Estado de alarma debe de ser prorrogado cada quince días con el correspondiente debate y votación, tal como ocurrió en primavera, por eso el Gobierno, no puede reinterpretar el art 116 de la Constitución dándole un formato de «goma» extendiéndolo o retrayéndolo a su comodidad.

El derecho a la salud debe de protegerse y salvar vidas es primordial, pero esta prioridad no puede ser a costa del Estado de Derecho, nunca debe de ponerse en la tesitura a las fuerzas políticas y a los ciudadanos en democracia, tener que escoger entre seguridad y libertad, no podemos renunciar a ninguna de ellas, no podemos caer en la trampa de aceptar que dando poderes amplios al Gobierno sin control parlamentario es compatible con la democracia.

Por eso, hay que recurrir de nuevo a Europa y concretamente a la Comisión de Venecia (comisión europea para la Democracia por el Derecho), como órgano consultivo del Consejo de Europa, y como ha anunciado el Presidente del Partido Popular Pablo Casado, para que expertos independientes en el campo del derecho constitucional se pronuncien sobre este ataque al Estado de Derecho que se ha consumado hace unos días en nuestro país. Porque como ha dicho el profesor de Derecho Constitucional Daniel Berzosa: «El problema es que hemos entrado en un Estado de Alarma creativo», y esto es lo más grave en una democracia.