Crítica de cine

Estoy en crisis

Dirección: Julian Farino. Guión: Ian Helfer y Jay Reiss. Intérpretes: Hugh Laurie, Catherine Keener, Leighton Meester. EE UU, 2011. Duración: 90 minutos. Comedia dramática.

Estoy en crisis
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Potencialmente «La hija de mi mejor amigo» es una película sobre la crisis de la mediana edad, que pone sobre la mesa una de las fantasías de transgresión más típicamente masculinas –a saber, cometer adulterio con una jovencita, cuanto más querida por la familia, mejor– cuestionando la validez de los estereotipos de la institución más disfuncional del imaginario de bienestar americano. Por supuesto, el cuestionamiento es relativo: por mucho que la infelicidad sea una marca de nacimiento para todos sus personajes, el filme se distingue por un enfoque ligero –aunque menos eficaz que el de «Lío en Río», comedia de Stanley Donen de temática similar y tono más mordaz y grosero– e improbable: no tardamos demasiado en notar que la falta de química entre Hugh Laurie y Leighton Meester nos avisa de que su historia amorosa, que revoluciona por completo a su entorno, durará el canto de un euro.

El adocenamiento de la forma rima con el del fondo, y las aguas vuelven pronto a su cauce: todos habrán aprendido de la experiencia pero nadie se sentirá lo suficientemente afectado para que nos lo podamos tomar en serio. Se supone que es una comedia, pero su gracia siempre está en otra parte.