La columna de Carla de la Lá
10 Claves para ser el yerno favorito (o la nuera)
La columna de Carla de la Lá
El primer hecho que hay que aceptar es que la familia es la que uno crea, no de la que uno procede. Sabiendo esto, podemos empezar a recolocar al resto de la familia y redistribuir las prioridades. Lo más sencillo son las visitas breves y corteses.
¿Veranean, amigos, en plan tribu? ¿Con qué frecuencia visitan a su familia política? ¿Disfrutan de su compañía o más bien cada minuto en su presencia les pasa por todo el cuerpo como un papel de lija? Yo, como saben, queridos, provengo de una gran familia, mi madre creció en una casa con 14 hijos donde además del padre y la madre, vivieron siempre varias personas de servicio, mas los ancianos octogenarios y nonagenarios de ambas partes y los primos o allegados que habían pedido asilo en la casa.
Me recuerdo alucinada de niña, con los ojos como platos, ante su colosal comedor y su concurrencia. No es de extrañar que esta, su cronista favorita, adore y defienda la unidad familiar, no obstante, conocedora como soy de sus delicias y también de su poder destructivo, la administro con cautela, sobre todo en lo que se refiere a la parte política.
En verano de 2007, por ejemplo, alquilamos una mansión en La Costa Azul para todos, hasta mis padres y hermanos con los niños. Mansión ¿eh? Teníamos una piscina exterior y otra cubierta, pista de tenis y sala de cine. Recuerdo a mi madre que es una grandísima nadadora haciendo largos por las noches. Recuerdo lo mal que me sentía por las náuseas de mi segundo embarazo, los mareos y el calorón y por mi ex, que no se adaptó en ningún momento. Recuerdo cenando en Saint-Tropez sin hablarnos, en plan pareja densita. Recuerdo empujar la Bugaboo con Pepe, brincando dentro, por las calles ardientes, achicharrantes de Montecarlo (creo que marcaban 45 grados con un 1000% de humedad, ¡terrible!) y sollozar en el escaparate apolíneo de Prada, donde se respiraban 10 o 15 grados menos... Ese viaje fue maravilloso para todos excepto para mí; poco después me divorciaría y tomaría una decisión que he cumplido sin restricciones: no reunir en la misma casa pareja y familia más de 3 días, jamás.
Esta su columnista de cabecera, con sinceridad e implicación, les da las claves para una exitosa y hasta placentera gestión de la familia y la pareja en cualquiera de las direcciones:
1. El primer hecho que hay que aceptar es que la familia es la que uno crea, no de la que uno procede. Sabiendo esto, podemos empezar a recolocar al resto de la familia y redistribuir las prioridades. Lo más sencillo son las visitas breves y corteses.
2. En segundo lugar debemos desechar creencias irracionales como por ejemplo: “mis padres son los mejores y siempre tienen razón”. Saber poner límites a los padres es importante.
3. Una persona cabal protegerá y cuidará a sus mayores, al igual que a los pequeños, no obstante, hay que reservar tiempo de calidad y momentos especiales para estar solos en pareja o exclusivamente con la familia que se ha creado.
4. Un reparto equitativo de las visitas y estancias de ambas familias políticas, así como del dinero que se invierte en ocio y regalos con unos y con otros, ahorrará muchos problemas y resquemores.
5. Diplomacia ¿Le suena? Con la familia política no se discute. Sea inteligente y ahórrese sus opiniones si van a generar discordia, ofender e incomodar. Evite controversias clásicas como la religión, la política, las preferencias sexuales y todo aquello que pueda suscitar opiniones encontradas y radicalidades.
6. Dele un descanso a su asertividad. Suena raro, pero la buena gestión de la familia política pasa por la falsedad y la contención. No sea combativo, conviértase en un aspersor de buen rollo. Practique el ¡Peace & Love! (y beba con moderación).
7. La educación y la soberbia son incompatibles. Si el conflicto ha llegado, que no cunda el pánico: pida disculpastenga o no tenga razón, con la familia política hay que ser exquisitamente cortés y punto o lo pagará durante meses (o años) en desavenencias conyugales y mal sexo.
8. A quien hace la pelota, Dios le ayuda. Acostúmbrese a decir cosas bonitas a su suegra y alabar la belleza de todos los bebés de la familia... La mentira es salud y paz ¡La mentira es amor, respeto, tolerancia... la mentira es democracia, usted vota gracias a la mentira...! La sinceridad y la verdad deberían estar reguladas por la ley, puesto que es necesario administrarlas con mayúscula prudencia, bondad e inteligencia.
9. El egoísmo canta antes que la cojera. Manténgase disponible, ¡sea desprendido! Si están preparando una comida colabore, si surge la oportunidad de reparar algo, ofrézcase, si se topa con el más brasas en el porche no huya, mantenga una conversación; que todos sientan que su presencia además de refrescante, es útil.
10. Disfrute de lo que tiene y ¡sea feliz!: En la mayoría de los casos, y antes de que uno meta la pata, la familia política está predispuesta a querernos. Por otra parte, todo el mundo tiene cosas buenas (aunque sea con arreglo al conocimiento antropológico), escúchelos, intégrese, aprenda de ellos y diviértase. Saber vivir y convivir apaciblemente es una de las manifestaciones más evidentes de la madurez emocional e intelectual y en su defecto, de lo contrario.
PD. Si cree que estas sencillas maneras no son factibles entre su pareja y su familia, no los reúna bajo el mismo techo, en ningún caso. Bien se está san Pedro en Roma.
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