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Pedir permiso para ser madre

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Los bebés humanos necesitan leche materna durante años, contacto físico permanente, calor humano, sueño a cualquier hora y acompañado, alimentos frescos, la presencia constante de sus figuras de apego y referencia, para que su cerebro, su sistema neuronal y emocional, se formen óptimamente.

Los permisos maternales y paternales están pensados para cuidar a los hijos. Parece una verdad de Perogrullo, pero resulta que no lo es. Pues el gobierno español, apoyado en la propuesta de una plataforma (PPIINA) formada por varios sectores de grupos de presión que se dicen feministas, propone igualar la baja paternal a la baja maternal, consiguiendo así que España tenga una de las bajas paternales más amplias de Europa y una de las bajas maternales más ridículas, 16 semanas.

Esto solo podría considerarse feminista si el permiso para cuidar se considera una obligación y no un privilegio. Porque si se considera un privilegio, ¿lo lógico sería que el feminismo empujara para aumentarlo y no para aumentar el permiso paternal, verdad?

Pero detrás de esta medida, no se está pensando en el cuidado de los hijos, sino en el acceso al mercado laboral. Por tanto, en primer lugar, no es una medida que piense en los bebés, ni tampoco en sus madres.

El argumento es el siguiente: si los padres tienen iguales permisos que las mujeres, las empresas dejarán de discriminarnos a las mujeres y nos contratarán en igualdad de condiciones que a los hombres, porque ambos tenemos el mismo riesgo. Así que pongamos permisos iguales e intransferibles, y todo resuelto.

Examinemos esta idea:

-El permiso paternal sería intransferible, pero no obligatorio. O sea, que los hombres que finalmente decidan no cogerlo, pueden no hacerlo, aunque se pierda. De hecho, probablemente un buen porcentaje no lo cogerá.

-Dicen que el problema es que si los permisos fueran transferibles, se los seguirían cogiendo las madres. ¡Oh! Y las madres somos tontas. Pudiendo irnos a trabajar, queremos quedarnos con nuestros hijos unos mesecitos más. Con nuestros pocos y escasos hijos, uno o dos, los únicos que vamos a tener en nuestra vida, unos ocho mesecitos fuera del mercado laboral, oh, qué tragedia. Y esa decisión está muy mal, nos tienen que decir otras mujeres, otras personas, lo que es mejor para nosotras y nuestras vidas.

-La Organización Mundial de la Salud y todas las autoridades científicas y médicas aconsejan la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses. Dicen que es una de las medidas de salud pública más baratas y eficientes que se pueden tomar. Las cada vez más madres que estamos consiguiendo semejante proeza nos encontramos con que ni siquiera el Estado nos puede apoyar en eso: ¡unos míseros 6 meses de baja maternal para poder dar la teta a nuestros bebés con paz y tranquilidad, sin necesidad de ordeñarnos ni de irnos a trabajar chorreando en leche! Los padres pueden tomar el relevo ahí, cuando ya los bebés se sienten y puedan comer algo sólido.

-Los bebés humanos necesitan leche materna durante años, contacto físico permanente, calor humano, sueño a cualquier hora y acompañado, alimentos frescos, la presencia constante de sus figuras de apego y referencia, para que su cerebro, su sistema neuronal y emocional, se formen óptimamente. "The evolved nest practices include soothing perinatal experience, extensive affection (nearly constant in babyhood), responsiveness to needs to keep the child calm, multiple adult responsive caregivers, breastfeeding on request for several years, self-directed social free play and a positive supportive climate for mother and child. And no punishment." (PhD. Darcia Nárvaez, profesora de la Universidad de Notre Dame). Esto garantiza para el futuro mayor salud tanto física como emocional, una sociedad más pacífica y más equilibrada, menos violencia intrafamiliar, de género y social.

-¿Por qué para tomar una decisión como esta se escucha a los grupos feministas, a las asociaciones de gays y lesbianas, a las asociaciones de hombres, a las teólogas españolas, a las mujeres empresarias, a los catedráticos y catedráticas (cito a los que forman parte de la PPIINA) y no se escucha a las madres puérperas y lactantes? ¿No somos acaso el principal colectivo implicado? Tampoco parece que se haya escuchado a los expertos en salud infantil y en psicología perinatal. Y todos coinciden en que la medida no tiene demasiado sentido.

-A través de permisos iguales e intransferibles se vende la idea a toda la sociedad de que la maternidad y la paternidad son lo mismo, y no lo son. Gestar, parir y amamantar forman parte de la maternidad pero no de la paternidad, y son procesos que toda la sociedad debe respetar y proteger, pues son fundamentales en la formación física y emocional de todo individuo al inicio de su vida.

La transferibilidad de los permisos permitiría que cada familia se pueda organizar de la manera que mejor entienda, que aquellas familias que opten porque el bebé sea amamantado de manera exclusiva durante 6 u 8 meses puedan hacerlo, si así la pareja de progenitores está de acuerdo, tal como ellos deseen y como aconseja la ciencia y las autoridades sanitarias. Pero también permite que quienes quieran incorporarse al trabajo u organizarse de otro modo, puedan hacerlo, de hecho cualquier mujer que quiera hoy en día incorporarse al trabajo 6 semanas tras el parto puede hacerlo perfectamente. ¿Por qué no tomar la medida más amplia, que complace a la mayor cantidad de modelos de familias posibles y ver qué efectos tiene después? ¿Por qué poner una supuesta modificación del mercado de trabajo de dudosas probabilidades, por encima de la vida privada de las personas, de la salud, de la ética del cuidado, del vínculo materno-filial, de las necesidades y bienestar de los bebés humanos? ¿Cuál es la prioridad? ¿A qué intereses se está realmente respondiendo?

Ileana Medina Hernández es periodista y autora del famoso blog Tenemos tetas donde propugna una maternidad mamífera y con apego. Tal y como ella define: “Ni con la carrera universitaria, ni con muchas lecturas, ni con ningún trabajo, ni con el amor sexual, ni con la psicología transpersonal... logré encontrar respuestas a las grandes preguntas de la vida.

Lo he empezado a intuir en el camino de la maternidad, nada más grande puede pasarte en la vida que tener una hija, tener un hijo. Ninguna otra experiencia amorosa es comparable”.