Salud

Reflexoterapia aplicada a niños con cáncer en la planta del Hospital Sant Joan de Dèu de Barcelona

La cirujana pediátrica, Bibiana Carrasco, aplica con éxito la técnica desde hace años a los pacientes infantiles oncológicos

Reflexoterapia aplicada a niños con cáncer en la planta del Hospital Sant Joan de Dèu de Barcelona
Reflexoterapia aplicada a niños con cáncer en la planta del Hospital Sant Joan de Dèu de Barcelonalarazon

Los niños con cáncer añaden a su enfermedad largas estancias hospitalarias que terminan mermando su ánimo, tan importante para ayudar a la recuperación. La reflexoterapia es una ayuda más para que todo fluya mejor.

La reflexoterapia es una terapia que día a día va consiguiendo más adeptos a pesar de que persisten la idea de que no es una ciencia por no haberse demostrado su plena eficacia con estudios científicos. No obstante sí existen estudios científicos que la avalen como los hechos con pacientes con Esclerosis Múltiple (Hospital Tel Hashomer, Israel), Reflexología en pacientes de Síndrome de Ovarios Poliquísticos (Copenhague, Dinamarca). Es verdad que no abundan las investigaciones porque la Reflexología no se adapta a los criterios exigidos por la Comisión de Helsinki, ya que los efectos de la Reflexología se pueden medir más desde un punto de vista cualitativo más que cuantitativo, tal y como explica el profesor Mauricio Kruchik, experto reflexólogo donde en su país, Israel la reflexología es una de las terapias líderes en el tratamiento del paciente oncológico, abriendo 6 departamentos de medicina complementaria en los hospitales Ichilov de Tel Aviv, Meir de Kfar Saba, Rambam de Haifa, Beilinson de Petach Tikva, Hillel Yaffe de Hedera y Soroka de Beer Sheva, los cuales atienden a un 70% de la población de Israel.

Otro país puntero en su aplicación es Suiza donde, según su ley, hay que ser médico para poder ejercer de reflexólogo.

En España poco a poco se va introduciendo en el ámbito hospitalario y podría decirse que Bibiana Carrasco es la gran pionera. Cirujana pediátrica en el Hospital de Sant Joan de Deu de Barcelona. Sonríe mucho siempre que habla y casi siempre lo hace de su pasión: los niños. Que no son unos niños cualquiera, son los niños que están en la planta oncológica de dicho hospital. Pero Bibiana, además de ser cirujana pediátrica y toda una institución médica dentro de dicho complejo hospitalario, es una “bata blanca” que aplica la reflexoterapia a estos pequeños pacientes para “aliviar su dolor, su pena, su situación”. Esto es muy importante diferenciarlo. La técnica de la reflexología no sustituye ningún tratamiento médico y la mejor prueba es esta médico. La reflexoterapia es algo más que añadir para mejorar la vida de los pacientes con cáncer y que, además, carece de efectos secundarios negativos.

¿Qué es la reflexología podal? Es una terapia que –explica la doctora- “consiste en masajear, presionar, friccionar con distintas técnicas, diferentes partes del pie, con una velocidad, una frecuencia y una periodicidad determinadas para conseguir una finalidad concreta. Cuando se aplica las primeras sensaciones que se perciben son: relajación, liberación, bienestar, mayor energía y vitalidad general. En segundo término y a veces, al cabo de unas horas o días: mejoría de los síntomas, o a veces, exacerbación o empeoramiento transitorios de algunos síntomas actuales o antiguos que darían la cara con la técnica”.

Como científica que es, la doctora Carrasco no elude la verdad y no esconde que, al menos de momento, “ni está regulada su enseñanza ni, por tanto, el control de la calidad de los profesionales”. Esto es algo que va totalmente en contra de profesionales como ella que usan sus conocimientos para hacer mejor la vida de sus pacientes sin obtener un lucro a cambio de ello como sí hacen personas que abusan de la desesperación de pacientes. “Para la Sanidad no ofrece garantías de buena praxis ni está demostrada su utilidad –comenta- sus indicaciones, sus limitaciones, ni conocidos los posibles riesgos o efectos secundarios que puedan tener si es que los hay” –sostiene la médico- Por otro lado, hay muchas personas que la utilizan sin tener conocimientosserios, profundos ni competentes. Y nos "ensucian "la imagen de profesionalidad que tenemos muchos otros. No hay que ser médico o enfermera para ser un buen reflexólogo.

¿Cómo entonces ha logrado aplicar esta terapia a “sus” niños cada jueves en la planta oncológica? Con mucho tesón y porque la avala su carrera profesional que garantiza que siempre buscará el bien del paciente. “No me ha costado convencer a los que tenían capacidad de incorporar ideas nuevas y tienen la mente abierta y me ha sido imposible, al menos de momento, convencer a otros médicos que no desean cambiar la manera de pensar ni enfocar la medicina”, ciencia, por otra parte que está en constante investigación.

Sin embargo, lo cuenta como algo curioso, “el sector de la enfermería es mucho más fácil de convencer (quizás porque son las que tienen la relación más cercana con el paciente) “Casi no hace falta convencerles de nada: lo ven, lo notan, lo aprueban”, reconoce.

¿Y qué pasa con las familias? La doctora rememora con cierta tristeza qué supone para las familias. “Para empezar el diagnóstico de cáncer en un hijo es muchísimo más devastador que en un adulto” –explica. Así que los profesionales sanitarios debemos ir con mucho cuidado a la hora de tratarlos, aplicando siempre el criterio de la verdad pero también el de la psicología, el cariño, el buen trato –explica. La doctora suspira: las familias en general se muestran receptivas agradecidas de la oportunidad de ofrecer un bienestar a sus hijos. Aunque no conozcan la terapia. Y las pocas familias que rechazan la técnica es porque se encuentran en un estado de shock emocional tan fuerte, que no dominan el momento. Pueden tener miedo o recelo o inseguridad a decidir una cosa desconocida. Algunos padres son "superprotectores"y no quieren que nadie toque a sus hijos. En ese caso, simplemente lo respetamos y pasado un tiempo volvemos a ofrecerlo. “Cuando los hijos están ingresados los padres hacen un grupo cohesionado y fuerte, se apoyan entre ellos, encuentran una nueva “familia” con la que compartir lo que les pasa. Es ahí, en esas conversaciones donde los que en un principio se muestran renuentes a que su hijo reciba la terapia, cambian de opinión porque otro padre les habla bien de ella, es un boca-oreja”.

La humanización en los hospitales es básica, mucho más en los casos de oncología o enfermedades infantiles. En este caso el paciente es un niño y puede ir de un bebé a un adolescente que quizá no sepa gestionar bien qué le está pasando. Se hace vital, además de ofrecerles la mejor terapia médica para su curación, un trato humanizado y, por qué no decirlo, placentero e incluso divertido ya que están enfermos pero siguen siendo niños. Es por eso que desde hace años se contemplan terapias tipo músicos, payasos...para mejorar sus estados de ánimos. A veces las estancias en los hospitales son larguísimas, de meses incluso, por lo tanto todo lo que sea mejorar su ánimo es bienvenido.

¿Quién cuida al cuidador?

Esto es también básico. Generalmente los cuidadores de estos niños son los padres. Ellos también acaban devastados, agotados. Sufren todo tipo de estados de ánimo: shock inicial, cansancio, rabia, angustia, pena...La doctora Carrasco se muestra especialmente sensibilizada con respecto a ellos (al fin y al cabo son los que sostienen anímicamente al niño) “En los hospitales no se cuida mucho al cuidador –reconoce” aunque en algunos hospitales los trabajadores se organizan para realizar, por ejemplo, sesiones de yoga en grupo y otras actividades por el estilo. En nuestra asociación, AFANOC (Asociación de familiares de niños con cáncer de Catalunya (www.afanoc.org ), tenemos como prioridad el tema de cuidar al cuidador. ¿Cómo? De muchas maneras: facilitándoles los trámites burocráticos, obteniendo ayudas económicas, ayudando en la salud y el bienestar, facilitar alojamiento a las famílias desplazadas, dando apoyo psicológico, escolar, etc.

La doctora es una médico a la que se le nota feliz haciendo su trabajo. Un trabajo que le aporta muchas satisfacciones, entre ellas “el reconocimiento directo de los niños o de sus familias, del bienestar recibido durante los tratamientos. Una frase como: "los jueves es el mejor día de la semana"(porque vamos a hacerles la reflexoterapia las tardes de los jueves), me compensa enormemente. O “esto es lo mejor que hay del hospital y eso que tienen payasos, musicoterapia, arteterapia, voluntarios "multiusos", etc”-explica. Claro que no hay noche sin día y la peor parte sin duda es “cuando se nos muere un niño y también el desgaste emocional y energético que implica trabajar en esos ambientes”-sostiene.

¿Qué dicen las instituciones?

La cirujana pediátrica reconoce que “las instituciones tienen una estructura más bien rígida y son lentas para responder a las necesidades reales y cambiantes de las familias, aunque –reconoce- indirectamente ya colaboran económicamente, dando dinero a las ONG´s que gestionan las acciones concretas. Las asociaciones tienen personas trabajando constantemente para buscar dinero, subvenciones, campañas de sensibilización (para recoger dinero). Obtienen dinero de instituciones públicas, entidades privadas, empresas, bancos, y particulares. Las instituciones han aprendido a confiar en la profesionalidad de las asociaciones (la mayoría), en sus criterios, su capacidad de gestión, de priorización de necesidades...en fin, vamos avanzando pero queda mucho por hacer”, concluye.

Mientras ella toma su AVE de vuelta a Barcelona (ha estado en Madrid impartiendo un curso), unos niños en la planta del hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona esperan a que llegue el jueves, su “mejor día de la semana”.