Psiquiatría

Sobre el aprendizaje y las emociones

Algunos niños que fracasan en el colegio es porque no están bien diagnosticados en sus particularidades

Sobre el aprendizaje y las emociones
Sobre el aprendizaje y las emocioneslarazon

Inseguridad, ansiedad, baja autoestima, dificultades para relacionarse con los demás, no salir de casa... Estas y muchas más, pueden ser las consecuencias de los problemas de aprendizaje en niños y adolescentes.

Inseguridad, ansiedad, baja autoestima, dificultades para relacionarse con los demás, no salir de casa... Estas y muchas más, pueden ser las consecuencias de los problemas de aprendizaje en niños y adolescentes.

Muchas veces nos olvidamos de las repercusiones emocionales de los problemas de aprendizaje. Nos centramos en las notas, los resultados. Nos olvidamos de los sentimientos de los niños, de los hijos. Esto es fundamental para que lo demás funcione correctamente.

¿Cuáles son los problemas de aprendizaje más frecuentes e importantes en niños y adolescentes?

La mayoría de los problemas que los niños y adolescentes pueden tener en los estudios, tienen una causa clara y con solución. Ahora mismo, la cifra de fracaso escolar está alrededor del 25%. Lo que supone que 1 de cada 4 estudiantes tiene problemas serios en su rendimiento. Esta cifra no tiene en cuenta a los que, aún con problemas de aprendizaje, va superando los cursos con más o menos facilidad.

Las principales causas de esta situación son el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad), la Dislexia y las Altas Capacidades.

El TDAH

El en TDAH podemos encontrar perfiles muy diferentes. Hay niños con dificultades de atención. Hay otros con un importante nerviosismo e hiperactividad. Finalmente, hay un porcentaje importante con problemas de conducta y comportamiento.

Cada caso es diferente y nos podemos encontrar chicos con proporciones diferentes de cada uno de estos problemas. Así, hay niños con TDAH muy parecidos y otros muy diferentes. No todos son los típicos "niños hiperactivos.

La Dislexia

La Dislexia (problemas con la lectoescritura) es la más conocida de los trastornos de aprendizaje. Tampoco debemos olvidar la disgrafía (problemas con la caligrafía) o la discalculia (problemas con las matemáticas).

Cualquiera de ellos puede suponer una limitación en las capacidades de aprendizaje. La lectura, la escritura y el cálculo son fundamentales para un correcto desarrollo académico y un buen desempeño en todas las facetas de la vida.

Las Altas Capacidades Intelectuales

Los que conocemos habitualmente como niños superdotados o niños sobredotados tampoco se libran de los problemas de aprendizaje. Puede parece contradictorio que un niño con un coeficiente intelectual elevado tenga problemas en el aprendizaje pero es más frecuente de lo que se piensa. Al fin y al cabo, el cerebro está preparado para funcionar de una manera ajustada a la edad que tenemos. Un niño superdotado puede tener problemas al haber un desajuste entre sus capacidades y la edad. Efectivamente, la sociedad y ellos mismos no están preparados para todo.

¿A qué edad se empiezan a detectar y de qué manera?

La edad a la que se detectan los problemas de aprendizaje puede variar mucho. Factores como el tipo de circunstancia, la intensidad del mismo y el modelo educativo establecido en la escuela pueden jugar a favor o en contra. Del mismo modo, las repercusiones emocionales de los problemas de aprendizaje también aparecerán antes o después según estos factores. Además, hay que tener en cuenta otras cuestiones más amplias como son el entorno familiar y social.

Uno de los aspectos más limitantes a este respecto va a ser el desarrollo del lenguaje. El lenguaje afecta a la comunicación, a las relaciones sociales y por supuesto, al aprendizaje. La existencia de un trastorno del lenguaje es relevante para los padres.

Los problemas se pueden detectar al inicio de educación infantil. Los niños que tienen más dificultades pueden detectarse desde los primeros años. En estas edades es importante tener claros los síntomas diana y la dinámica de evaluación que es necesaria establecer. Es fundamental no confundir los síntomas de los problemas de aprendizaje con el autismo

Una de las situaciones más habituales que me encuentro en la consulta es confundir los síntomas iniciales del TDAH con rasgos de autismo. La verdad es que no es fácil poder diferenciar uno de otro en los primeros años, pero las implicaciones a largo plazo son tan diferentes, que es imprescindible perder orientar adecuadamente a la familia.

Los principales síntomas que nos pueden confundir son el lenguaje, la mirada, la inquietud, las dificultades para compartir intereses, o sus problemas para relacionarse...Si desde tan corta edad no actuamos de forma correcta, podemos encontrarnos con importante problemas a posteriori. De una forma o de otra, con estas edades, debemos tener claro que nuestra forma de actuar a nivel terapéutico, debe estar orientada de una forma eminentemente práctica. Lo fundamental es segur los siguientes pasos:

Evaluación completa del perfil clínico por parte de un especialista en valoración del Neurodesarollo para valora pruebas... Recomiendo un Neuropediatra especializado en este área.

Valoración integral del nivel de desarrollo: lenguaje, conducta, capacidad, aprendizaje, desarrollo motor...

Establecimiento de un diagnostico sintomático: Esto corresponde a una valoración de los síntomas diana. Es importante tenerlos claros. Por ejemplo, ausencia o limitación del lenguaje, existencia o no de agresividad...

Programación de un plan de intervención: Que incluya la recomendación médica (por si es necesario el uso de algún tratamiento farmacológico; pero que también incluya terapia complementaria mediante atención temprana (logopedia, psicología, terapia ocupacional, fisioterapia) según la necesidad.

Seguimiento periódico para valorar de forma correcta los cambios o avances que vayan apareciendo.

¿Qué repercusión emocional pueden tener en este momento?

En estos primeros años se va estableciendo el desarrollo de multitud de conexiones cerebrales relacionadas con el aprendizaje, los sentimientos y las respuestas emocionales.

La ausencia de una adecuada relación de estos chicos con los demás, niños y adultos, puede tener una repercusión trascendente sobre la capacidad de comunicación y relación en los años siguientes. Se establecen conexiones neuronales diferentes de las normales que pueden repercutir a corto y a largo plazo. Las consecuencias puede no ser conscientes para los niños, pero pueden alterar su carácter, aumentar o disminuir su sensibilidad, puede favorecer la aparición de conductas disfuncionales....

También pueden aparecer en primaria

A partir de los 6 años, el nivel de autoconocimiento y autoconciencia de los niños va aumentando de forma exponencial. También, coincidiendo con los primeros años de escolarización, es cuando resulta más sencillo detectar problemas en los procesos de aprendizaje. Si existe una dificultad para prestar atención, para desarrollar la lectura o la escritura, esta se hace mucho más evidente.

Un aspecto fundamental de esta edad es la comparación con los iguales. Lo hacen los propios padres pero también lo hacen los niños entre ellos. Aquí se va forjando de forma mucha decisiva la personalidad de cada niño. En ella hay un componente innato, el temperamento, que se va uniendo con los resultados de las experiencias vitales que cada niño va desarrollando.

Si con esta edad las experiencias de un niño se asocian habitualmente con excesivo esfuerzo escolar, malos resultados en los procesos de aprendizaje y otros muchos tipos de refuerzos negativos, la sensación que se va acumulando sobre sus capacidades y por tanto sobre sí mismo, serán del mismo tipo.

La imagen o el auto concepto que se irá creando un niño con problemas de aprendizaje, será muy bajo o al menos, por debajo de sus capacidades reales. Algo que finalmente, solo puede ir asociado a frustración y rechazo

La evolución puede extenderse a Educación secundaria, bachillerato, la Universidad. La realidad es que esto es un continuo. Lo que ocurra en esos primeros años tiene una gran influencia en el futuro.

¿Cuáles son las Repercusiones emocionales de los problemas de aprendizaje en niños y adolescentes?

Hay que tener en cuenta diferentes áreas para hablar de este punto. Valoraremos ambiente familiar, ambiente escolar y ambiente social. Independientemente de ello, el centro de todo este proceso vas a encontrarlo en la inseguridad. El núcleo familiar es donde un niño se siente más arropado y protegido. La actitud de los padres es fundamental para que un hijo se sienta lo más a gusto posible consigo mismo. Esto es independiente de sus problemas de aprendizaje. Lo que unos padres deben hace es educar, querer y cuidar de su hijo.

Esto para por mucho más que ayudarle a aprender a leer, a hacer los deberes y demás actividades poco gratificantes para ambos. Si queremos disminuir en la medida de lo posible, que la autoestima de nuestro hijo se vea afectada por estas dificultades, debemos tomar una actitud proactiva.

Si nuestro hijo tiene problemas en la escuela, lo normal es que responda con rechazo a las actividades relacionadas con ella. Puede que incluso no quiera ir. También es posible que se niegue a hacer nada relacionado con la escuela cuándo esta casa (fichas, deberes...). La principal causa de esto, es el sobresfuerzo que realmente le suponen. Enfrentarse a actividades muy complejas nos produce a todos rechazo y en muchas ocasiones, ansiedad. Especialmente cuando sabes que tienes que hacerlas obligatoriamente. Mucho más, si ves que los demás, las hacen sin problema.

La ansiedad en los niños se presenta de forma diferente que en los adultos. Los niños se vuelven hipersensibles, susceptibles, irritables y además, se aíslan. No suelen hablar sobre el tema o verbalizar sus preocupaciones. Las niegan, ponen excusas para justificarlas, mienten... Buscan evitar enfrentarse a situaciones emocionalmente desagradables.

Consecuencias emocionales en el ambiente escolar y social

En el colegio, la repetición de esfuerzos sin resultados, la actitud negativa de los profesores o las bromas de los compañeros sobre sus errores, preguntas o dificultades hacen que poco a poco se vayan sintiendo por debajo de los demás.

Para evitar este tipo de estímulos, los niños se vuelven "fantasmas". Intentan pasar desapercibidos. No participan en la clase por miedo a equivocarse, no levantan la mano para que no se rían por preguntar tantas veces... Se va generando de forma progresiva una inseguridad creciente.

¿Cómo pueden los padres identificar estos problemas a tiempo?

Esta es una labor grupal en la que debemos intervenir todos los agentes implicados:

Para poder reconocer estas situaciones, es fundamental que los padres sepan que es lo normal. Evidentemente, los profesores y la escuela en general, tienen un papel relevante en esto. Finalmente, los profesionales sanitarios, también tenemos mucha responsabilidad. Debemos encargarnos de informar a los padres y preguntar sobre estos aspectos en las consultas, revisiones y demás oportunidades.

¿Cómo evitarlos?

Teniendo en cuenta que el principal condicionante de los procesos de maduración del desarrollo neurológico infantil es genético, resulta algo imposible evitar de forma primaria. En este tipo de casos, la mejor alternativa es una detección precoz que nos permita poner en marcha los mecanismos de compensación necesarios que eviten o minimicen el distanciamiento del proceso madurativo de la normalidad.

Manuel Antonio Fernández es Neuropediatra y especialista en TDAH y trastornos de conducta y aprendizaje