Gastronomía

María Luisa Cuevas, una bodegera “de armas tomar”

El alma de Ferratus cree que tras la superación de la crisis en los primeros momentos habrá un repunte del consumo de vino, sobre todo, del premium

María Luisa Cuevas
María Luisa CuevasLa RazónLa Razón

Ferratus ha conseguido, tras casi 20 años, convertirse en uno de los referentes del estilo más vanguardista dentro de la Denominación Ribera del Duero a la que pertenece. Con sus 20 hectáreas de viñas en propiedad, María Luisa Cuevas es el alma de la bodega y está al frente de la misma desde sus inicios. Su ilusión, pasión y tesón se traducen hoy en día en unos vinos de calidad.

- ¿Dónde se encuentra la bodega y qué características tiene?

- Se sitúa entre Aranda de Duero y Gumiel de Izán, en Burgos, en el corazón de la Ribera del Duero. Es fácil vernos desde la A-1 porque el edificio está presidido por una enorme estructura de acero que representa la F de nuestro logo. Tiene un diseño moderno a pesar del tiempo trascurrido, además de ser bonito y funcional. A la gente le encanta visitar la bodega y pasear por los pinares que la rodean. Yo, sinceramente, prefiero caminar por nuestras viñas, algunas de ellas auténticas pequeñas joyas dignas de figurar entre las mejores de nuestra Denominación de Origen.

- ¿Qué desea que aprecie el consumidor de cada uno de sus vinos?

- El reto que me propuse desde el principio fue que trasmitieran una esencia y un estilo propio, de los que emocionan al consumidor y le hacen disfrutar a cada trago, con garra, pero con sutileza y elegancia, que es donde veo que fallan algunos vinos de la zona. Soñaba con elaborar uno de esos vinos que te atrapan desde el primer trago, que te tocan el corazón y no puedes olvidar. He tenido que esperar unos años para conseguirlo, pero finalmente creo haber encontrado ese estilo auténtico y único, muy moderno, que nos sitúa a la vanguardia de la Ribera del Duero.

- ¿Cuáles son sus marcas?

- Sólo elaboramos cuatro vinos. “Ferratus AØ”, aclaro que se lee A-Cero, que es el niño pequeño de la familia, un vino con mucha fruta y una madera pulida, con una excelente en relación calidad-precio. “Ferratus”, inolvidable porque lo tiene todo, perfecta armonía entre fruta y madera, finura y elegancia. “Ferratus Sensaciones”, el hermano mayor con carácter, fuerza y complejidad aunque es el gran desconocido en España lo que me da muchísima pena. Y “Ferratus Rosado”, fresco con toques florales y frutales, a la altura de los tintos.

- Una mujer al frente de una bodega no es tan habitual. ¿Cómo fue su proceso vital y profesional para llegar a ese puesto?

– Convertirme en bodeguera supuso un cambio rotundo en mi vida que no hubiera podido ni imaginar. Aunque mis abuelos habían tenido viñas, yo estudié Derecho en Madrid y trabajé en temas legales: nunca pensé en un regreso a mis orígenes. Pero por diversas circunstancias, en 1997 tomé la decisión de regresar con mi marido y un hijo recién nacido a vivir a Aranda de Duero, mi ciudad natal, y dar un giro completo a mi vida: ahora que lo pienso es como si llevara el vino en el ADN. Comencé mi formación con diversos cursos relacionados con el sector hasta hacer el Máster de Viticultura, Enología y Marketing del vino, entre otras cosas. En 2002 empezamos la construcción de la bodega.

Desde ese momento ha sido un no parar, con mil frentes abiertos, tratando de aprender cada día, cometiendo errores y disfrutando de cada pequeño éxito. Lo mejor: he sabido rodearme siempre de buenos profesionales. Actualmente, y a pesar de la difícil situación económica que vive el mundo, estoy muy ilusionada pues tengo un equipo profesional con experiencia, grandes trabajadores que entienden cómo debemos trabajar para cumplir el sueño de hacer el mejor vino de la Ribera del Duero.

- En estos meses de crisis por la pandemia, ¿qué necesita su sector?

- Positivismo, esperanza y alegría de vivir. La cuarentena ha significado un profundo cambio en los hábitos de consumo de un alimento tan social como es el vino. Ahora mismo sólo tiene un único ámbito posible, en casa, puesto que el canal Horeca está totalmente cerrado. La situación actual ha generado nuevas rutinas, formas de consumo y momentos en los que el vino está ganando protagonismo. Como reacción a todas las restricciones crece la interacción social en línea: vermuts de amigos, videollamadas, fotos en redes sociales, etcétera. Debemos estar ahí, aunque sin olvidar y seguir apostando por la reactivación de la restauración y los bares, nuestros clientes más tradicionales y fieles.

- Cuando la situación se normalice, ¿hacia dónde le gustaría que evolucionase su bodega?

- Hacia el reconocimiento y el respeto. Llevamos 17 años elaborando vinos de alta calidad, pero somos poco conocidos por el consumidor que compra este tipo de vino. Estamos trabajando para conseguir mejor posicionamiento de marca. Ahora, más que nunca, estamos definiendo nuestras estrategias y planificando a medio y largo plazo siempre desde el respeto y el trabajo. Hay estudios que señalan que, tras la superación de la crisis, en los primeros momentos habrá un repunte del consumo de vino en general, sobre todo del vino premium, a modo de desahogo y liberación: esperamos que en ese momento el consumidor se acuerde de nuestros “Ferratus” y “Ferratus Sensaciones” para celebrarlo. Después, y según los mismos estudios, el consumo se irá moderando progresivamente en un contexto de dificultades tanto macro como microeconómicas. Es ahí, cuando la controvertida variable de la calidad/precio va a ganar peso como uno de los criterios de compra del consumidor, cuando esperamos el repunte en la venta de “Ferratus AØ”, pues su relación calidad-precio es buenísima.

- ¿Cómo puede conciliar vida familiar y profesional?

- Gracias sobre todo a mi marido Ángel: siempre he contado con su apoyo incondicional. Me entiende, me alienta y me ayuda, pone cabeza donde yo pongo corazón: aparte de quererlo mucho, le estoy muy agradecida. Piensa que mi mochila es pesada pero jamás he pensado más de dos minutos seguidos en tirar la toalla.

- ¿Se puede decir que es una “mujer de armas tomar”?

  • Bueno, bueno, quizás no tanto. O quizás sí…Lo que sí sé es que tengo que organizarme bien el tiempo para llegar a todo, que hay muchas facetas en mi personalidad, muchas “María Luisas”, que no todo el mundo conoce, y que soy una enamorada de mi trabajo y mis vinos. Pensándolo bien sí soy una mujer castellana de carácter, de esas “de armas tomar”.