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Seguridad alimentaria
Aprende a almacenar el queso correctamente para evitar que se eche a perder y ponga en riesgo nuestra salud
Si no conservamos adecuadamente el queso perderá su frescura y su consumo dejará de ser seguro
El queso es un alimento apreciado en todo el mundo por su diversidad de sabores, texturas y aromas. Además, es muy nutritivo y versátil. Sin embargo, como cualquier alimento, su consumo debe ser moderado para evitar los efectos adversos que eso conlleva. Esto plantea un dilema: rara vez consumimos todo el queso de una sola sentada, a menos que estemos en un grupo de tres o cuatro personas… lo que nos lleva al desafío de almacenarloadecuadamente una vez abierto.
Si no lo hacemos correctamente, corremos el riesgo de que el queso pierda su frescura y desarrolle una capa tiesa y dura en la superficie, la cual tendremos que quitar antes de poder disfrutar nuevamente de nuestro queso. Además, si no conservamos adecuadamente el queso, podemos hacer que deje de ser seguro consumirlo.
¿Cómo debe conservarse el queso?
Para mantener sus cualidades óptimas, es crucial conocer las mejores prácticas de conservación para cada tipo específico de queso. El método de almacenamiento adecuado puede variar significativamente dependiendo del tipo de queso, ya que su naturaleza y composición determinan las condiciones ideales para su conservación.
En primer lugar, es importante considerar la humedad del queso. los quesos duros, como el cheddar, el suizo y el parmesano, pueden conservarse fuera de la nevera debido a su bajo contenido de humedad. Sin embargo, los quesos frescos, como el requesón y la ricotta, debido a su alta humedad, requieren refrigeración para mantener su frescura. Aunque se recomienda guardarlos en el cajón para verduras, ya que esta zona mantiene una humedad constante ideal para preservar el queso en las mejores condiciones posibles.
En el caso particular de la mozzarella, a pesar de que la refrigeración puede causar cierta pérdida de sabor, este se puede recuperar fácilmente sumergiendo el queso en leche salada tibia durante aproximadamente una hora. Otros quesos como el brie, el camembert y el queso azul, aunque pueden ser refrigerados, no es absolutamente esencial hacerlo para su conservación.
Una vez que el queso ha sido abierto, la elección del envoltorio juega un papel crucial en su conservación. El film de plástico, a pesar de ser una opción común, puede promover la condensación de humedad en la superficie del queso, lo que a su vez puede propiciar el crecimiento de moho.
En contraste, el papel de cera es una alternativa más conveniente, ya que permite que el queso respire y retiene la humedad necesaria para mantenerlo fresco y sabroso. Es esencial cambiar el papel de cera cada vez que se use el queso para evitar la acumulación de humedad y el desarrollo de bacterias, lo que prolongará su vida útil.
Todos los anteriores consejos son fundamentales para un almacenamiento correcto del queso, pero hay uno en cuestión que mucha gente desconoce y es el contacto de nuestras manos sobre el producto. A la hora de quitar el papel de cera del queso y manipular el alimento, los aceites y bacterias de las manos pueden afectar a su calidad y vida útil.
Lo ideal sería utilizar guantes de plástico. Ahora bien, tener una caja con guantes de plástico preparados para manipular queso… no es ni práctico ni ecológico. Y debes saber que no es, en absoluto, necesario para consumirlo con seguridad. Es cierto que sería la mejor opción si la vida útil del queso fuera lo único a tener en cuenta, pero no es así.
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