Copa del Rey

Fotografía

Aparecen las fotos de Piqué pegando a un fotógrafo

La Razón
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Aunque los Mossos d'Esquadra obligaron a borrarlas y el afectado así lo hizo, los avances científicos lograron rescatarlas. Es un documento esclarecedor de lo que ocurrió en el Parque Maryland de Barcelona entre el jugador culé y el fotógrafo Jordi Martín, a quien se la tiene jurada porque lo sigue y hasta persigue allá donde va. Esa tarde lo hacía desde su casoplón de Esplugas estrenado hace un año, en el que Gerard Piqué es vecino de Arancha Sánchez-Vicario. Shakira lo está ampliando para añadirle un ala donde ubicar su Fundación Pies Descalzos. Aunque compasiva de natural, no movió un dedo para frenar la iracundia de su pareja blaugrana viendo que lo retrataban mientras paseaba el carrito con su hijo Milan. El que los acompañaba, Tonino, hermano y consejero de la cantante, echó leña al fuego y hasta propinó un golpe en las costillas al reportero, que acabó por los suelos negándose a entregarles su máquina. Llegaron cuatro coches de mossos, terciaron, calmaron y obligaron a borrar la fotografía obtenida en un lugar público donde se entra previo pago de siete euros. El parque estaba medio lleno y el incidente impactó a los extranjeros, que se quedaron pasmados al descubrir que «España es diferente», eslogan no sé si todavía aplicable dadas las ansias independentistas de Mas. Una turista francesa grabó lo ocurrido en vídeo y allí está reflejada la crueldad del doble acoso a un fotógrafo casi canijo, menos fornido que el jugador bien acompañado por el que aún no es su cuñado. Tonino es de armas tomar, y después de realizar el aparente borrado y temiéndose lo peor, soltó una sentencia: «Como se publique algo, ya puedes prepararte». Amenaza que Jordi Martín denunció por si las moscas. Prevenir es de sabios, sobre todo él, que viaja sobre dos ruedas.

En las fotos que hoy lanzan se ve a una Shakira casi irreconocible, vestida de riguroso negro con gorra, pantalón y chaqueta, mientras Gerard aparece en un alarde de «jeans» rematado con visera más clara de color azul. Jordi perseguía al Audi Q-7 negro de la pareja que les presta el ahora descabalgado Barça, antaño tan triunfante. El comportamiento del jugador podría generar alguna sanción del reglamento disciplinario del club. Pero todos dicen que Piqué es un niño mimado y que el responsable de mantener la disciplina y aplicar penas es su abuelo, Amador Bernabéu –un apellido nada culé, paradojas del destino–, que lleva 35 años sirviendo al club y conoció a cinco presidentes. Pagaron a Martín 1.800 euros por aquel material que puso su vida en peligro. Él cree que «mientras me defendía sin soltar la bolsa de los documentos, acaso arañé a Piqué. De ahí su hilo de sangre», pero ésta no llegó al río y el caso demuestra la prepotencia de algunos, y también cómo y cuánto cambió el fútbol. Aunque Cruyff se hizo famoso por sus malos modos con la Prensa, no llegó a tanto. Ejemplo debería tomar de mitos barcelonistas como Kubala, Ramallets o Luis Suárez, al que conocí en nuestra tierra, La Coruña, porque sus padres tenían una carnicería en la calle de la Falperra donde viví mis primeros años. Eran señores dentro y fuera del campo. Claro que el Barça actual tampoco recuerda mucho al de entonces.