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Salud

La debilidad de la reina Isabel II: reconoce que se encuentra “cansada y exhausta”

Es de las pocas veces en que se muestra vulnerable ante la opinión pública

La reina Isabel II en una recepción vespertina para miembros del Cuerpo Diplomático en el Palacio de Buckingham en Londres. Victoria JonesGTRES

No es ningún secreto que la reina Isabel II ha pasado por algunos baches de salud en los últimos meses. A los achaques propios de la edad y a sus crecientes problemas de movilidad ha habido que sumarle el contagio de coronavirus, que, aunque desde Buckingham Palace se aseguró que solo tenía síntomas leves, llenó de preocupación a la ciudadanía británica. Ahora, ha sido ella misma la que ha desvelado algunas secuelas que le han quedado tras superar la enfermedad, siendo esta una de las pocas veces en las que la soberana de Reino Unido se muestra vulnerable ante la opinión pública.

Comentando su visita virtual al Hospital Real de Londres, la Reina Isabel II intercambió algunas ideas con otros contagiados de coronavirus, y desveló que todavía no se ha recuperado el todo. “Me alegro de que estéis mejorando... Le deja a uno muy cansado y agotado, ¿verdad? Esta horrible pandemia. No es un resultado agradable”, señaló la monarca durante su conversación. Es común entre otros afectados que tengan que pasar unos cuantos meses hasta alcanzar su estado de salud previo a la enfermedad, y en el caso de la soberana no ha sido diferente.

Lo cierto es que la Reina Isabel II no atraviesa por su mejor momento. De hecho, en los últimos meses ha tenido que cancelar varios compromisos oficiales, algunos tan importantes como su asistencia al Día del Recuerdo. Coincide este bache de salud con un año de vital importancia para ella, puesto que se celebra su Jubileo de Platino, para conmemorar sus 70 años en el trono británico.

La reina Isabel II y el príncipe Andrés en la Abadía de WestminsterRichard PohleAgencia AP

La única cita pública a la que la reina Isabel II no quiso faltar a pesar de su problemas de salud tuvo lugar hace pocas semanas, cuando cientos de autoridades y representantes de otras casas reales europeas se congregaron en la Abadía de Westminster para rendir homenaje al duque de Edimburgo, justo cuando se cumplía un año de su muerte.

Para evitar la larga caminata hasta el altar, la reina Isabel II accedió al templo por una de las puertas laterales, y aunque en un principio se barajó la posibilidad de que se dejara ver en silla de ruedas, finalmente la monarca logró moverse por su propio pie.

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