Eduardo Gismera: «Si estás parado, no estés quieto»

–«Dharma. La vida tras un despido». ¿Cómo es?

–Amarga en la fase inicial; luego llega la ira, después la aceptación y ahí se comienza a andar.

–¿Lo sabe por experiencia propia?

–No, pero he visto muchos casos. He tenido que despedir a gente. Es muy duro. A veces no podía cenar.

–Una mezcla de novela y libro de autoayuda...

–Sí. La novela nace de la necesidad de explicar lo que sé de una forma diferente.

–La protagonista, María, es joven; la despiden y se derrumba...

–Se derrumban más los jóvenes: no se terminan de creer que eso les pase a ellos.

–¿Y usted qué aconseja en el trance?

–Es el momento de pararse a pensar en el futuro, en lo que se quiere hacer de verdad, de preguntarse: ¿tiene sentido lo que estaba haciendo?

–María encuentra a un guía espiritual...

–Es bueno tener algo a lo que agarrarte.

–Si se quedara parado, ¿a quién elegiría de guía?

–A una persona vivida y que no pida nada a cambio. El guía auténtico no pide nada.

–No sé si ve a algún buen guía entre nuestros políticos...

–No. Los políticos tienen que preguntar qué piensan los demás para saber qué piensan ellos. Por eso hacen encuestas.

–Un parado, Joao Ricardo Pedro, ha ganado el premio literario más importante de Portugal...

–Es un ejemplo de la catarsis que conviene. Se preguntó «qué quiero hacer de verdad». Y huyó de los grandes enemigos: el miedo y la duda.

–«Todo es posible», «Puedes ser lo que quieras»... ¿Frases vacías?

–Si no se dicen con los pies en el suelo, sí.

–¿Lo peor que puede hacer un parado?

–Apoltronarse en el sofá. Si estás parado, no estés quieto. Lamerse las heridas no es bueno: se encuentran más enemigos de los que hay.

–Eso le pasa a Artur Mas sin estar en el paro...