Gente
El bucle melancólico...
Semana movidita que no ha dejado resquicios para el aburrimiento. El sábado visité Casa Decor, que este año no me ha gustado nada. El edificio no tiene ninguna gracia ni estilo, los espacios son pequeños y angostos. Prueba de que no sentí ni frío ni calor ante lo allí expuesto es que no hice ni una foto, exceptuando los cuartos de baño que tenían cierta originalidad. Recuerdo las primeras Casa Decor, que tenían decoraciones espectaculares. Hubo una que me marcó. Obra del interiorista Luis Galliusi, de una gran belleza, sofisticación y refinamiento difícil de superar. Inspirada en Coco Chanel y sus creaciones, dominaba el blanco, la elegancia fundida con el minimalísimo. Su perfume número 5 en el ambiente, hacía resaltar ese zapato y bolso tirado en un rincón del bello espacio, los objetos eran una sinfonía de fondo con vida propia en la que esperabas ver aparecer a Coco. Sentí la sensación de no querer marcharme de ese espacio, quedarme a vivir en él, atrapada por la belleza. A partir de ese momento, adoré a Galliusi hasta el día de hoy, que somos grandes amigos.
Domingo de banderas y protesta sin acritud por la situación de incertidumbre y falta de rigor que vive España, teniendo una gran mayoría de ciudadanos la certeza de que en cualquier momento iba a ser traicionada, negociada y vendida nuestra unidad nacional por el sr. Sánchez a Cataluña, a cambio de apoyos para seguir en la Moncloa. Fuentes del Gobierno dijeron que había sido un fracaso, que solo había 45.000 personas... Creo que para mentir hay que ser mínimamente inteligente y esa cifra era algo muy burdo. Al salir del programa en Cope, donde trabajo los domingos, puedo asegurarles que desde la puerta de Alcalá todo Serrano estaba lleno, al igual que Goya, la Castellana y Génova, y no digamos Colón. Habrá sido un fracaso pero una de las consignas era pedir elecciones, y Sánchez acaba de anunciar que las habrá el 28 de abril. Este presidente de transición basó su mandato en resistir, pero en este caso era imposible tener tan poco decoro, sin apoyos para los presupuestos y con la opinión mayoritaria pidiendo elecciones unido a que con solo 84 diputados es imposible gobernar. Así que empezaremos muy pronto a estar en plena campaña y nos armaremos de paciencia escuchando las maravillas que nos ofrecen unos y otros y que casi siempre se quedan en el aire.
Los que verdaderamente van a tener que armarse de paciencia y sentido del humor son los jueces del Supremo, que juzgan el golpe a la democracia y la Constitucion. Escuchar a Junqueras su declaración de amor a España, a los españoles y su lengua me parece un ejercicio de cinismo digno de nota, a la vez que lanzaba un mitin político desafiante. No se esforzó en rebatir ninguno de los hechos delictivos que le imputan. Oriol creyó estar en la tribuna del Parlament en vez de en los estrados del Supremo. Mientras tanto, el cobarde Puigdemont anda zascandileando por Europa esperando que alguien le de «cuartelillo» para soltar su mitin contra la terrible España que no le comprende, pero todas las puertas a las que llama se le están cerrando entrando en un bucle de difícil salida.
El acontecimiento más personal y muy satisfactorio fue el premio «Pata negra» que me han entregado en el Corral de la Morería junto a personajes muy ilustres como Iñaki Gabilondo, Álex de la Iglesia, Carme Chaparro, Paco Lobatón y el gran bailaor Eduardo Guerrero. Fue un precioso acto que presentó nuestro querido y gran maestro de la comunicación Luis del Olmo. Me entregó el premio Albert Castelló, mi maestro en la radio al que siempre estaré agradecida. Al recogerlo y dada la tabarra con la igualdad de género, defendí que jamás por ser mujer me había sentido minusvalorada o tratada de forma diferente. Dediqué mi premio a todos los compañeros de vida que me ayudan y acompañan en mi camino.
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