Moda
El verdadero motivo por el que no habrá más desfiles de Victoria’s Secret
El #MeToo le gana la partida a la firma de lencería: sus “ángeles” no desplegarán más las alas
El #MeToo le gana la partida a la firma de lencería: sus “ángeles” no desplegarán más las alas
Era cuestión de tiempo que el #MeToo le ganara la partida a Victoria’s Secret: los ángeles no volverán a desplegar sus alas. Y es que la popular firma de microconjuntos de lencería femenina ha suspendido su desfile anual, un acontecimiento mundial que solía reunir a una audiencia que se contaba por millones. ¿El motivo? «Victoria’s Secret es el perfecto ejemplo de una empresa que pensaba que era demasiado grande para quebrar», advirtió en 2015 la editora y fundadora de Lingerie Addict, Cora Harrington, a «The Post»: «No creo que jamás considerasen que los consumidores estadounidenses irían hacia otro lado». Pero así fue.
Las mujeres comenzaron a preguntarse hasta qué punto podrían tener un cuerpo que había sido bautizado con el nombre de un ser sobrenatural. Y de ahí surgieron otras preguntas: ¿Nos gusta la lencería que presentan? ¿Nos la pondríamos nosotras? ¿Hasta qué punto nos haría sentir bien? ¿Se cosifica demasiado a estas modelos? La ilusión de perfección femenina fue, a la vez, premisa y fin de la marca. Sus ventas caen año tras año y en 2018 la compañía perdió un 50% de su valor. No supieron adaptarse al cambio de paradigma.
Fue la modelo Shanina Shaik quien anunció que el próximo otoño no se celebrará la tradicional pasarela, en activo desde hace 24 años. «Desgraciadamente el desfile de Victoria’s Secret no tendrá lugar este año. Es algo a lo que no estoy acostumbrada, porque todos los años por estas fechas me encuentro entrenando como ángel. Pero estoy segura de que en el futuro algo ocurrirá. Estoy segura de que están trabajando en la marca y en nuevas manera de hacer el desfile, porque es el mejor espectáculo del mundo», aseguró en una entrevista la todavía esperanzada maniquí, que desde el 2011 ha desfilado cinco veces para la firma estadounidense.
El primer síntoma de la debacle fue la oleada de renuncias por parte de las propias modelos. Así, la «top-model» Karlie Kloss se despidió hace cuatro años diciendo que «la razón por la que decidí dejar de trabajar para Victoria’s Secret fue porque no sentía que fuese una imagen representativa de quién era yo, ni del tipo de mensaje que quería mandar a las mujeres jóvenes alrededor del mundo sobre lo que significa la belleza». Kloss también comentó que dejar la firma fue un momento crucial en su empoderamiento como feminista, puesto que necesitaba «ser capaz de tomar mis propias decisiones y de escribir mi propio argumento, aunque solo sea eligiendo las compañías para las que quiero trabajar o la imagen que quiero proyectar».
A Kloss le siguió Adriana Lima, que explicó tras su salida del elenco de ángeles que no estaba dispuesta a quitarse la ropa nunca más «por una causa vacía». También lo dejó su compatriota Alessandra Ambrosio en 2017, pero por otros motivos. Comentó que «lo único negativo de Victoria’s Secret eran las alas», que pesaban mucho... Otra brasileña, Gisele Bündchen, contó en sus memorias que se sentía insegura y «cada vez menos relajada» desfilando con tan poca ropa. Con todo, parece claro que la moda y el nuevo feminismo todavía tienen alguna que otra conversación pendiente.
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