Lujo
Moda escultórica y surrealista de Loewe, en la Semana de la Moda de París
Jonathan Anderson se consolida como uno de las voces más influyentes de la moda contemporánea
Loewe ha presentado esta mañana en el Club de Tenis de París su colección para el próximo otoño-invierno. En el recinto, dos esculturas con forma de calabaza del artista Anthea Hamilton, uno de los grandes genios del arte contemporáneo y un anticipo de la propuesta más surrealista de Jonathan Anderson. Abre el desfile un minivestido de piel, rígido, pero con el efecto de los pliegues perfectamente realizado como si de una escultura se tratara. Vestidos palabra de honor con un armazón rígido en el pecho en forma de labios, vestidos de tul ajustados que adquieren volumen gracias a ocultar dentro de ellos zapatos de tacón o formas inesperadas como la de un coche que parece haber sido engullido por el vestido. También el efecto óptico generado por vestidos ilustrados que se ajustan a la figura de la modelo. Además, Loewe propone faldas de piel de corte asimétrico, mangas acolchadas o de aplicaciones de metal con forma de flores.
Protagonismo adquieren también los zapatos de tacón con lazos XXL de plata o las sandalias con volúmenes a todo color incorporadas entre sus tiras. Sobre la pasarela también algunos de los bolsos más icónicos de la firma como el Puzzle.
Moda que provoca una reacción, desnudada hasta un crudo primitivismo con la excitación de lo kink. Se estimula el tacto: fieltro, látex, cuero, tweed, punto, fibra impresa en 3D, seda, resina. Se captura el movimiento, los objetos quedan atrapados. Vestidos de piel moldeado, bustiers de fieltro moldeado, vestidos drapeados con pecheras de labios o sujetadores de globo. Chaquetas desflecadas en el cuello o pecho. Un vestido congelado en el tiempo. Blusones y vestidos de punto abullonados.
Más drapeados, un abrazo de trampantojo y más globos, hasta los tacones. Botas vaqueras kinky. Sandalias como cinturón de seguridad. El Flamenco y el Goya se hinchan, el Puzzle se convierte en colores sólidos, los arquetipos se inflan. El caos de la génesis se reconstruye a través de objetos que no son derrotistas. El ojo puede sentir la textura en un big bang que parte de los albores de la humanidad y salta a la revolución industrial. Escenario.
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