Opinión

El diario de Amilibia: Política de toques y tocamientos

"El Apolo ordenaba a Ábalos pegarle un toque a García-Page «para que deje de tocar los cojones». Un toque para dejen de tocar en una política lúbrica de toques y tocamientos"

Comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez para informar sobre las medidas que el Ejecutivo va a adoptar para responder a las nuevas necesidades de seguridad y defensa de la Unión Europea y para informar de la acción del Gobierno ante la crisis energética que tuvo lugar el día 28 de abril Asisten al pleno Alberto Nuñez Feijoo, María Jesús Montero, José Manuel Albares, Félix Bolaños, Fernando Grande-Marlaska, Carlos Cuerpo, Sara Aagesen Muñoz y Óscar Puente Santiago. © Alberto R....
Pedro SánchezAlberto R. RoldánFotógrafos

Según los wasaps que ha descubierto «El Mundo», el Apolo ordenaba a Ábalos pegarle un toque a García-Page «para que deje de tocar los cojones». Un toque para dejen de tocar en una política lúbrica de toques y tocamientos. Hay otros wasaps, pero vayamos ahora con este que me sugiere, como me lo sugiere casi todo, multitud de preguntas sin respuesta. ¿Si los barones tocapelotas fueran baronesas aceptaría de buen grado los toqueteos? ¿Cómo sobrelleva que se los toquen continuamente el Puchi, Junqueras, Otegi, el PNV, etc.? ¿Le resultan esos toques deleitosos? ¿Y qué siente cuando se los tocan exiliados del PSOE como Redondo, Leguina, González, Guerra, etc.? ¿Desprecia los tocamientos de Feijóo y compañía porque los considera como peditos de monja? ¿Lo que le molesta realmente de los toques de la oposición es que le llenen las criadillas de fango fascista? ¿Qué opina de este toqueteo la Bego? Antaño, los sobeos de dídimos eran muy apreciados por los vejestorios como un servidor como preámbulo necesario a la ansiada erección. Las señoritas de compañía de entonces, como bien sabe Ábalos, los consideraban estimulantes. Ahora se prefiere la viagra. En todo este negociado de toques y tocamientos, y dado que Lambán y Egea siguen más o menos en sus trece, podríamos suponer que la táctica monclovita de los toques de advertencia (por mano de Ábalos antes y de otros ahora) no ha cuajado. Error. Creo que el Apolo prefiere que sigan tocándole los compañones sus habituales, aquellos que ya tienen experiencia y habilidad en el sobeo y lo saben hacer dentro de un orden, con cuidado y sin excesos, pues es sabido que del suave y estimulante toque al doloroso apretón solo hay un paso. Continuidad. Mejor ellos que las manos oscuras del apagón que aprietan sin piedad.