Casas reales
Haya de Jordania y el divorcio de los 1.000 millones de dólares
La hermana del rey Abdalá II de Jordania acudió ayer con un rosario musulmán y junto a su abogada al Tribunal de Justicia de Londres donde se decide el futuro de sus dos hijos.
La hermana del rey Abdalá II de Jordania acudió ayer con un rosario musulmán y junto a su abogada al Tribunal de Justicia de Londres donde se decide el futuro de sus dos hijos.
Ayer se enfrentaron en el Tribunal Superior de Londres, por la custodia de sus hijos, el primer ministro emiratí y jeque de Dubái, Mohamed bin Rashid al Maktum (75), y su sexta esposa, la princesa Haya de Jordania Bint Al Hussein (45). La pareja, que se encuentra inmersa en su proceso de divorcio, emitió este mes una declaración conjunta en la que explicaban que la vista que tendría lugar los días 30 y 31 de julio en la capital británica trataría unicamente sobre «el bienestar de sus hijos», Jalila, de 11 años, y Zayed, de 7.
Ni en la audiencia preliminar de ayer ni en la de hoy se prevé que se hable del tema del divorcio, ni tampoco de cuestiones económicas (uno de los puntos fuertes de la separación, ya que la fortuna del jeque se estima en más de 1.200 millones de dólares, aunque su patrimonio podría ascender a 4.900 millones). A pesar de que no era necesaria su presencia, dado que las abogadas de ambas partes tienen poderes para representar a sus clientes, la princesa acudió puntual al tribunal londinense, acompañada de su abogada, con un vestido blanco de manga corta, un cinturón y unos zapatos de charol beis, el pelo suelto y una másbaha (rosario islámico o ristra de cuentas para recitar los distintos nombres de Alá) entre las manos. Era la primera vez que se la veía en público desde su huida. Su todavía esposo no ha acudido a los tribunales. En la puerta del Tribunal de Londres le esperaba un grupo de manifestantes, algunos ataviados con túnicas árabes y máscaras que representaban al diablo.
Tanto Helen Ward (abogada del emir) como Fiona Shackleton (letrada de la princesa) gozan de gran reputación en Derecho de Familia, y mientras a la primera se la conoce como «la gran dama del divorcio» por haber mediado en las rupturas de Madonna, Bernie Ecclestone o Paloma Picasso, a la segunda se la denomina «magnolia de acero», por su dureza en los procesos de divorcio del príncipe Carlos de Inglaterra y Lady Di, de los duques de York y de Paul McCartney y Heather Mills, entre otros.
Tras dos años de noviazgo, la princesa Haya, hermana del rey Abdalá II de Jordania, contrajo matrimonio con el emir, padre de un total de 23 hijos (8 varones y 13 mujeres), en una ceremonia en Amán, en 2004, convirtiéndose en su sexta esposa. La hija del fallecido rey Hussein de Jordania huyó de Dubái junto a sus dos hijos y una maleta con 40 millones de euros y estuvo en paradero desconocido hasta que el 2 de julio, el rotativo británcio «The Guadian» publicó que se había instalado en el inmueble que posee cerca de Kensington Palace.
Una fuga que recordaba a la emprendida por la jequesa Latifa bint Mohamed al Maktum, hija del monarca y que según la organización Human Rights Watch, resultó frustrada. En mayo de 2018 la ONG denunció que Latifa (34) había sido secuestrada en un lugar desconocido desde hacía dos meses, tras ser detenida por fuerzas emiratíes cerca de la costa de Goa, en la India, cuando trataba de huir en barco hacia ese país. Pero antes que Latifa fue su hermana Shamsa (36) la que huyó fallidamente y aún sufre las consecuencias. Su plan de huida a Londres funcionó durante solo dos meses.
Cartas desesperadas
Después fue secuestrada en Cambridge y forzada a regresar a Dubái. Según Marcus Esabri, primo materno que vivió en Dubai durante dos años y se hizo íntimo de Shamsa y Latifa, mantuvo meses antes de aquella huida un cruce de cartas con Shamsa, en la que la joven mostraba su desesperación. «Estaba pensando en escapar. Sé que no solucionará ninguno de mis problemas. Por eso pensaba en hablar con mi madre otra vez», escribe la princesa.
Marcus, por aquel entonces Fatima, antes del cambio de sexo, aprendió peluquería en Londres y tiene una barbería móvil. Es la última persona que ha mantenido contacto con la princesa, que según Latifa permanece aislada y drogada por rebelarse contra su padre. «Sabes que ni siquiera me preguntó qué me interesaba estudiar. Él se limitó a decir que no. No me arrepiento porque ahora tengo mi respuesta. Estoy incluso contenta de que haya sido directo al respecto. No tengo más tiempo que perder», relata en una de las cartas. Shamsa se obsesionó con su libertad y la convirtió en su razón para seguir viviendo. «Todo lo que digo es que he tomado una decisión y no me queda nada por hacer aquí. No sé de dónde saco esta confianza. Hace solo dos semanas quería suicidarme».
Unas palabras que de escucharse ahora ante el Tribunal de Justicia de Londres podría airear los malos tratos del emir a su familia. Para evitar el enfrentamiento de las dos monarquías, la del clan Al Maktum y la hachemita de Abdalá II, hermanastro de Haya, se valora la opción de un acuerdo extrajudicial de custodia, al ser un caso que podría afectar las relaciones exteriores del Reino Unido en Oriente Próximo.
Desde que trascendiera la noticia de la fuga, ni el emir ni la princesa se han pronunciado en público, aunque el emir compartió en sus redes sociales un poema sobre la traición que muchos interpretaron como el anuncio velado de la ruptura matrimonial, sin embargo, han utilizado a su círculo más próximo para divulgar informaciones y dejarse en mal lugar mutuamente.
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