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Joaquín Sabina se casa: así es Jimena Coronado, la mujer por la que abandona la soltería

Conoció a su “musa” en Perú en 1999. Ella era fotógrafa y le inmortalizó para un reportaje

Jimena Coronado y Joaquín Sabina / Gtres
Jimena Coronado y Joaquín Sabina / Gtreslarazon

El cantante le ha pedido matrimonio a su pareja desde hace dos décadas, Jimena Coronado

Han sido algo más de “19 días y 500 noches” los que Joaquín Sabina ha tardado en hincar la rodilla y sacarle el anillo a Jimena Coronado, su “musa”. Porque, aunque suene demasiado clásico para un hombre que ha roto todos los moldes, la realidad es que la pedida se desarrolló exactamente así. Después de dos décadas de relación y de vida en común, uno de los cantantes españoles más internacionales contraerá matrimonio con la que, sin duda, es la pareja más estable que se le ha conocido. Y no ha tenido pocas.

Jimena Coronado es hija del ex presidente del Banco Central de Reserva de Perú. En ese país fue, precisamente, donde la pareja se conoció hace 20 años. La situación fue digna de una comedia romántica de Hollywood: el flechazo surgió en la suite del Hotel Sheraton de Lima, donde la futura mujer del cantante acudió como fotógrafa del diario “El Comercio” para hacerle un reportaje. No se han vuelto a separar y han pasado juntos algunos de los momentos más difíciles de la vida de Sabina. Puede que el más grave fuera en 2001, cuando el artista sufrió un infarto cerebral.

Joaquín Sabina ya había pasado por el altar en 1977 para sellar su compromiso con Lucía Inés Correa, pero solo duraron ocho años como marido y mujer. Además, se le conocen otras dos parejas: Isabel Oliart y Paula Seminara. Con la primera tuvo a sus dos únicos hijos: Carmela y Rocío.

Esta vez, el encargado de dar a conocer los detalles de la pedida de mano no ha sido ningún periodista de música o corazón, sino Joan Manuel Serrat, íntimo de Sabina. “Joaquín hace pocos días se arrodilló ante Jimena, le regaló un anillo y le pidió casarse”, contó.

Jimena, la que él mismo afirma que es su “musa”, están dirigidos algunos de los versos más íntimos de Sabina, versos que, en algunos casos, a alcanzan la categoría de himno. Puede que la más especial sea “Rosa de Lima”. “Jimena no deshoja las margaritas por miedo a que le digan que sí, cuando se le atragantan las nochecitas le canta las mañanitas al rey David”, reza. “Los dioses que me quitan los pies del suelo planchan su camisita y su canesú, su nikon, su abanico de terciopelo, su bolsa de caramelos y su 'rithm and blues'”.