Pasarelas

La impactante reaparición de Terelu

La Razón
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Fallaron Vicente del Bosque –que ya pasa de laureles– y Eugenia Martínez de Irujo –que evita presumir de su dedicación a los demás– en la entrega de premios Cuida de Ti. Eso sí, impactaron Terelu Campos, en su reaparición tras su ruptura con Carlos Pombo, y Romina Belluscio, que debería dejarse ver más para marcar estilazo. Entre los presentes también estaba el Padre Ángel, que da lecciones incluso sin ejercer la caridad que tiene como enseña: «Llevo aquí desde las seis y media. Siempre tengo miedo de llegar tarde y sufro tales demoras», confesó paciente sin perder la sonrisa. En la ceremonia se criticaban las ganas de enredar de algunos, inventándole ahora una hija secreta a Manolo Escobar. Yo lo frecuenté durante sus largos y primerizos años barceloneses y nunca se comentó nada al respecto. Ocurre como con la herencia de Sara Montiel, en la que la sangre no llegó al río. Con Mireia Canalda, que acudió con el carrito de Inés, su pequeña, de ya cuatro meses, no pude menos que preguntarle: «Pero, ¿ya la llevas de cóctel y fiesta social?». «Es que tengo que darle el pecho» –en realidad dijo «la teta»–, se justificó. Por allí estaban la espléndida Rosa López, nuestra última mejor eurovisiva, que se mostró bellísima y Noelia López, vestida en cuero negro como de la mejor época Loewe. También oscura, con volante sobresaliéndole de la cintura, impresionó la pareja de Guti, con la que compartí tantas mañanas televisivas. «José se ha quedado cuidando al crío. ¿Casarnos?, no tenemos prisa...», me comenta Belluscio. «¿Pero estuvísteis a punto de hacerlo antes del embarazo?», insisto. «Estamos bien así», confirmó. Irene Villa mostró sus objeciones a quienes critican la postura oficial sobre las víctimas del terrorismo: «Hay que estar con ellos, y yo la primera. Pero no quiero hablar de política ni de gobernantes», aclaró. Por allí andaban Irene Meritxell, jugando al despiste tonto, y Terelu, a la que todos acosaban. Vestía un espléndido traje de lentejuelas azul noche con zapatos de raso a tono. «Estoy bien», fue todo lo que dijo constante en su elegante postura nada descalificadora y fiel a su máxima «no hay que mirar atrás». Espido Freire destacó con un brocado dorado y Jesús Olmedo por los cordones rojos de sus zapatos, una extravagancia muy chic.