Nueva York

Lo que no enseña la líder de Femen

Aunque Lara Alcázar Miranda capitanea el movimiento ultrafeminista en España, en las redes muestra sus gustos más frívolos

De izda. a dcha., Lara Alcázar Miranda en el Congreso, Carrie Bradshaw de «Sexo en Nueva York», diferentes imágenes de «The Carrie Diaries»
De izda. a dcha., Lara Alcázar Miranda en el Congreso, Carrie Bradshaw de «Sexo en Nueva York», diferentes imágenes de «The Carrie Diaries»larazon

El puño en alto, la espalda recta, ligeramente arqueada hacia fuera. El gesto serio, con los labios apretados y el ceño fruncido en señal de enfado. La barbilla elevada, la mirada dura, la cabeza tocada con una corona de flores de plástico y, por supuesto, el pecho desnudo. Sobre la blanca, joven (muy joven) y tersa (demasiado tersa) piel de pecho y abdomen, eslóganes en tinta negra. Siempre en tinta negra, en mayúsculas y con tipografía agresiva. Los mensajes son claros, concisos y, en la mayoría de los casos, desafortunados. Desde «fuck your morals» (que le den a vuestra moral) hasta «mi cuerpo, mi elección» o «escoge la lucha», pasando por el ya famoso «el aborto es sagrado» con el que irrumpió el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados. Lara Alcázar Miranda, la flamante fundadora del movimiento feminista Femen en España, lo tiene todo muy aprendido. Sabe qué debe hacer y cuándo hacerlo, sabe qué tiene que decir y en qué momento decirlo, y conoce de qué forma tiene que llevar a cabo las agresivas acciones que, junto a sus escasas compañeras españolas –apenas suman una quincena– y capitaneadas por las astutas líderes del movimiento en otros países, ha empezado a poner en marcha en España. Por algo la joven asturiana de 21 años, estudiante de Historia del Arte en la Universidad de Oviedo, pasó parte del verano en el «centro de adoctrinamiento y entrenamiento para activistas» que las radicales «sextremistas» (así se autodenominan) tienen en París. Allí aprendió consignas, formas de lucha, pensamiento «antipatriarcal» y las poses que las definen.

Feminista adicta a Carrie Bradshaw

Sin embargo, a pesar de su aparente seriedad y su compromiso con la ideología feminista –que dice compartir desde los 16 años gracias a su madre, feminista también y trabajadora social que no dudó, sin embargo, en llevarla a un colegio de monjas–, Lara Alcázar (o Lara Newell, como se hace llamar en las múltiples redes sociales en las que es una activa defensora de los derechos de las mujeres) peca de incoherencia. Ella misma se confiesa adicta a series americanas que profesan el consumismo, el acatamiento de normas morales y comportamientos sociales que Femen critica, la obsesión por la moda o la superficialidad en la amistad y en las relaciones de pareja. Desde «Girls», la nueva serie de moda de cuatro alocadas jóvenes recién graduadas que buscan cómo ganarse la vida en la siempre divertida ciudad de Nueva York, hasta «New Girl» (donde Zooey Deschanel comparte piso con tres apuestos chicos) pasando por «The Carrie Diaries», la mediocre precuela de «Sexo en Nueva York». Sobre esta última saga, la alborotadora tiene una opinión muy formada que no duda en compartir: «Detesto todo lo que derive y proceda directamente de "Sexo en Nueva York", dado que encuentro esta serie una falacia irrepetiblemente exitosa sobre la liberación sexual femenina, la independencia o el amor, que además de ser edulcorada hasta el extremo, resulta en cada uno de sus capítulos más capitalista y burguesa». Acto seguido, se confiesa adicta a estas producciones alegando que quizá necesita «desconectar de todo lo que se corresponde con lo intelectual, con lo acertadamente cultureta, con lo indie o lo supuestamente "difícil"».

A pesar de ello, Lara Alcázar, que en su tiempo libre, además de interrumpir el debate de diputados elegidos democráticamente por hombres y mujeres por igual, realiza fotografías y escribe algún que otro artículo de dudosa correción gramatical, intenta justificar sus superficiales y triviales gustos equiparándolos a la famosa obra de Andy Warhol: «Si el bote de Campbell, una simple sopa, puso cristalizarse como uno de los referentes artísticos del s. XX ¿por qué no habría de hacerlo alguno de los discursos interiores de Hanna Horvath [protagonista de «Girls»]? Vendría a ser lo mismo a mi modo de ver». Pero aunque intenta ser una moderna intelectual (no ve nada que no sea «profundo» o intente «transmitir un mensaje constructivo»), es poco original: admira a Jackson Pollock y Godard, lee «On The Road» de Kerouac, es «fan acérrima de la gente que escribe dadá y no dadaismo» y «antifan del prerrafaelismo, de las comedias románticas, y los anuncios de Evax». En suma, una feminista con ideas marxistas que usa su cuerpo como «arma política» y se niega a ser vista como «objeto erótico» de puertas para afuera, pero que sucumbe a la visión de la mujer que encarna las series americanas de éxito.

CANSADA DE SER «CULTURETA»

A Lara Alcázar el adoctrinamiento en las consignas «sextremistas» debe suponerle un gran esfuerzo, y por eso confiesa tener problemas para seguir con su «postureo cultural». Según ella, «todo resulta igual de frívolo a fin de cuentas». Por eso la líder del movimiento Femen en España asalta el Congreso a pecho descubierto por el día (arriba, el pasado miércoles) y se traga media temporada de «Sexo en Nueva York» o su precuela, «The Carrie Diaries», por la noche (arriba en el centro y a la derecha). Y como dice una de sus seguidoras en tono irónico, «menos mal que Lara nos ha dado a todas las mujeres del mundo su bendición para ver la mierda que nos dé la gana en la tele».