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María de Villota, al final de la carrera
Ha ocurrido en Sevilla, donde la ex piloto iba a dar una conferencia. A las 7:23 la encontraron inerte en su habitación. La autopsia determina su fallecimiento «por causas naturales»
Lo único que de verdad le importaba a María de Villota era vivir. Qué pretensión más simple y qué complicado resulta llegar a ella. La corta biografía de esta automovilista se dividirá para siempre en dos etapas jalonadas por un accidente que, a la postre, le ha provocado la muerte. No deja de tener su lógica que una persona que ha vivido 33 años, como Jesucristo, dedicase la última etapa de su vida, esa prórroga que le concedió la existencia, a servir al prójimo de ejemplo de superación ante la adversidad. A eso vino a Sevilla el jueves, invitada por la fundación «Lo Que De Verdad Importa».
Esta institución, con miembros tan egregios como Rafa Nadal, inculca a los jóvenes valores alejados del materialismo imperante a través de las experiencias límites: Irene Villa o uno de los jugadores del equipo de rugby uruguayo accidentado en Los Andes y cuyos supervivientes se vieron abocados a la antropofagia pronunciaron conferencias como la que nunca pronunció María de Villota, anunciada ayer en el Palacio de Congresos de Sevilla. Cuando su representante, Arantxa Yagüe, acudió a la habitación de su hotel a despertarla, la halló inerte en la cama. A las 7:23 minutos se dio el aviso a los servicios de emergencia, que certificaron el fallecimiento «por causas naturales», según el primer informe de la autopsia.
El cadáver de María de Villota fue trasladado poco después de las diez de la mañana al Instituto de Medicina Legal de Sevilla, sito en San Jerónimo, un barrio crecido alrededor de una fábrica de componentes automovilísticos dependiente de Renault, curiosamente la escudería que le permitió en 2011 convertirse en la primera mujer española en ponerse a los mandos de un Fórmula Uno. Aunque el informe definitivo del forense podría demorarse incluso meses, ha quedado acreditado que la muerte le sobrevino debido a las secuelas del grave accidente sufrido hace quince meses en el aeródromo de Duxford (Gran Bretaña). Durante unas pruebas de aerodinámica para la escudería Marussia, el bólido conducido por De Villota se estrelló contra un tráiler.
María de Villota se afanó en demostrarnos durante el último año de su vida que «lo que de verdad importa» no es ver cerrada abruptamente una brillante carrera deportiva, ni haber perdido un ojo, ni ser presa de frecuentes y horripilantes dolores de cabeza como el que el jueves por la noche la hizo acostarse temprano... Al contrario, nunca dejó de emitir un mensaje positivo y esto era lo que pensaba decir a los universitarios que iban a asistir a su conferencia: jamás perdáis la esperanza. Con la sonrisa permanentemente pintada en la cara y ese toque coqueto de combinar con la ropa sus parches multicolores como si fueran un complemento más, la piloto no se dejó doblegar por el infortunio.
Lo que de verdad importa es no perder ganas de vivir, por eso en julio quiso casarse con Rodrigo García, el entrenador personal que durante la rehabilitación se convirtió en su ángel de la guarda. La familia De Villota, con el viudo a la cabeza, dio una lección de entereza y sobriedad en las horas que transcurrieron desde su llegada a Sevilla hasta que el médico forense libró el permiso para incinerar el cadáver de la piloto tras tomar muestras de cabello y sangre para poder determinar con exactitud la causa del deceso. En principio, una «parada cardiaca probablemente provocada por un derrame cerebral». Aunque eso, ya, no tiene nada que ver con lo que de verdad importa. «Un día te das cuenta de que vivías dormido, pasabas a ciegas y sentías a medias. Si un accidente ha parado en seco tu vida, vive soñando...», afirma en el preámbulo de su libro, que iba a presentar el lunes: «La vida es un regalo».
Cremación en Sevilla y funeral en Madrid
Los médicos adscritos a la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía encargados de realizar la autopsia al cuerpo de María de Villota autorizaron, a media tarde DE ayer, la incineración del cadáver de la joven fallecida, según era el deseo de la familia. La cremación se celebrará hoy
en Sevilla y, posteriormente, sus padres, hermana y marido se marcharán a Madrid con las cenizas en una urna. Tienen previsto que el funeral y colocación de los restos en el panteón familiar sea el martes, en una ceremonia religiosa que se celebrará en la más estricta intimidad.
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