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«No pienso perder a mi hijo»
Nicolás Vallejo-Nájera relata a LA RAZÓN «la pesadilla» que vive desde que se separó de Paulina Rubio: «Vivo para luchar por él. Lo quiero traer a España»
Nicolás Vallejo-Nájera, «Colate» para los amigos decidió hace años hacer las Américas. Dejó atrás su empresa de comunicación y eventos para seguir la estela de la no tan joven y caprichosa «Pau». Así la llamaba Ricardo Bofil. Hija de una estrella mexicana, niña prodigio, caprichosa, malhumorada, brava, intransigente... De ella se ha dicho de todo, pero de Colate se sabe muy poco. Es un tipo con labia, simpático, con educación y posición. Ha gustado a duquesitas, actrices, presentadoras, periodistas... pero fue Paulina Rubio la que lo llevó al altar y le hizo padre.
La campaña de acoso y derribo que está sufriendo el joven empresario es fruto de «mentes retorcidas y manipuladoras» según me cuenta un buen amigo suyo de Miami conocedor de toda la «tropa» que vive desde hace décadas en las playas de Florida. A Colate se le achaca ser un «trepa», el haberse casado por dinero y trabajar nunca. En la actualidad acaba de presentar un programa piloto en varias cadenas de televisión latinas y parece que el empresario va a resurgir de sus cenizas...
Custodia compartida
Y aunque no acostumbra a hablar de su vida privada, ha hablado en exclusiva con LA RAZÓN de la batalla legal que mantiene con Paulina Rubio por la custodia de su hijo Nicolás: «Los medios dicen que me la han dado y eso no es así. Simplemente no me la han quitado. Desde que nos separamos la hemos tenido los dos, ha sido compartida». Según éste, el principal problema radica en que «Paulina hace todo lo posible porque mi hijo no pueda ver a su familia española. Lleva desde julio de 2011 sin poder venir a España conmigo. Las Navidades pasadas el juez me permitió ir a Republica Dominicana con mi hijo a ver a mi hermana».
A pesar de que para muchos ciudadanos españoles vivir en EE UU podría ser su gran sueño, para Vallejo-Nájera se ha convertido en una pesadilla: gran parte de sus ingresos se «esfuman» en una «guerra sin cuartel» que la madre de su hijo ha emprendido con un equipo, de, al menos, cuatro abogados: «Y aquí cuesta un verdadero dineral. No te lo imaginas. Y ella tiene mucho más ''pulmón económico'' que yo. Desde que pedí el divorcio comenzaron los verdaderos problemas. No me ha dejado venir a España con el niño... Intenta tenerme descentrado con esta guerra para que tire la toalla».
Por lo visto, Paulina aprovecha cualquier resquicio legal para impedir que el niño viaje solo con su padre. El juez de la corte familiar de Miami ha dictaminado que «ambos progenitores deben viajar con un ''guardián''». Pero, al parecer, Paulina es la primera en incumplir lo pactado: «Hace un tiempo estuve cuatro semanas sin ver a mi hijo. Paulina se fue a México y no volvió en ese tiempo. Se supone que la custodia es compartida. Pues se saltó a las bravas la decisión y yo no he querido denunciar ni armar revuelo. No merece la pena. Hay que ser lo más flexible posible por el bien de nuestro hijo».
Su intención es que el niño viaje a España con él estas Navidades para ver a sus tíos y jugar con sus primos. Colate está a expensas de la decisión de Paulina. Ésta ha de aprobar que la «nani» sea de su confianza y el juez les dejará viajar. Pero no las tiene todas consigo, Paulina puede retrasar su veredicto, lo que llevaría a Colate y el pequeño Nicolás a pasar la Nochebuena solos en Miami. «No mantenemos ningún contacto. Hace mucho que no hablo con ella. Con decirte que todavía no he podido bautizar a mi hijo y ya tiene dos años y un mes...» Para finalizar, le pregunté: «¿Qué le pides al nuevo año? «Al 2013 únicamente le pido un poco de cordura. Sólo quiero salir adelante como persona y como padre. Vivo para luchar por mi hijo. ¡No pienso perderlo!»
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