Ibiza
La trama de Escassi y Sonia, al descubierto en «Sálvame deluxe»
Es lógico que escogieran Marruecos para la huída que confirmó su romance, algo que a Lidia Lozano se le escapó aturdida por la piscina, y que Mónica Pont eligió tras rechazar al guaperas andaluz que va de rompecorazones. Resulta imparable, bien lo sabe una Lara Dibildos que todavía toca madera y la engañada Patricia que lo aguantó tres años, como Sonia Ferrer a un esposo al que sólo soportaba.
Primavera revuelta con mucho de cuento de «Las mil y una noches» en lo de Sonia Ferrer, Álvaro Escassi y su viaje al reino alauita donde estuvo en la playa en un paraíso llamado Oualidia donde ya pasó siete veranos, bien en su destartalado «complex turístique» o en el casi carcelario «Hippocamp» de ostras únicas. Allí Mohamed V construyó un palacio de verano que luego rechazó su hijo Hassan II. Una zona de embrujo a 180 km. de Casablanca y Marrakech, tierra de buenos melones franceses.
La felicidad de Silvia Jato
Estrategia del despiste de la pareja y sus presuntos seguidores, socios a fin de cuentas. El viernes, Carlos Montenegro revelará el pastel en «Sálvame deluxe». Lo montaron como ganancia para dos, que ella, advertida, transformó en reparto a tres; querían dejarla fuera cuando puso cara bonita y aparentó desconocer la trama. Silvia Jato vuelve reconfortada de Ibiza y su moda Ad Lib, pese a sus fuertes aires marineros. Me contó lo bien que está con Enrique López, su novio, nuevo magistrado del Constitucional, tras aquel venezolano que acabó prendado de Eugenia Santana luego casada con José Fariá, también de Venezuela. Ella hizo el viaje promocional pre-Chávez con Elio Valderrama, experto en fotos del corazón bien conocido en esta sección. Viajaron un mes por lo que hoy es la República Bolivariana, digna de novela y sátira valleinclanesca, don Ramón los conoció y pintó en «Tirano Banderas» y su sonata de estío. Natalia Álvarez se enfadó con un fotógrafo «que me sacó fea» –no es tan difícil, porque tiene cara y gestos raros, que se lo digan a Rafa Camino o a su madre, Mari Ángeles Sanz–. Con Marian estuve despidiendo a Antonio Cano como se hace a los grandes: fue un adelantado de la campaña antimelanoma a la que contribuye Mercedes Milá con un texto de alerta.
Ibiza se relanza inaugurando La Torre Ushuaia, mientras la discoteca de Abel Matutes pone el récord de no hay billetes y recaudación y él anuncia allí el primer hotel «Hard Rock» de Europa en En Bossa –su principal terreno donde en tiempos Aznar dio el pregón de Ad Lib–. Pude constatar como Mónica Pont se muere por su hijo Javier que lució camiseta blanca de «amo a mi mamá» mientras Dimas, ya llevan ocho años juntos, le preparaba bocatas de bienvenida. Lo del restaurador César lo veo como montaje de lo que puede ser sólo «una buena amistad» como en «Casablanca», donde quizá el lío estaba donde no se veía. Eran otros tiempos y no se llevaba «salir del armario».
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