Villaverde
Los Franco se niegan a enterrar a su abuelo en la cripta de la que ya no tienen llave
La familia Franco teme que el cuerpo de Franco vuelva a ser exhumado en unos años por el alto coste que supondrá ·a todos los españoles” el mantenimiento de su cripta
La familia Franco no quiere enterrar a su abuelo en una tumba que no les pertenece, a la que no tienen acceso y que tendrán que mantener los españoles
La inminente exhumación de Francisco Franco, convertida por el gobierno de Pedro Sanchez en una cuestión de Estado, ha sacado a relucir la extraña situación que vive la familia Franco con sus muertos y que determina, en gran parte, su lucha contra la decisión del gobierno socialista de enterrar a Francisco Franco en el cementerio de Mingorrubio, situado en el municipio de El Pardo.
Allí, en el cementerio que acoge los restos mortales de altos cargos del franquismo, se erige en la entrada el enorme panteón construido para convertirse en la última morada de Franco y donde descansa desde 1988 su esposa. Franco siempre pensó que sería allí enterrado aun cuándo no lo dejó por escrito. No lo hizo-aseguran sus descendientes-porque nunca pensaba en sí mismo y no quería dejarle el “marrón” a los que venían detrás. Su esposa, Carmen Polo, sí especificó en sus últimas voluntades ser enterrada junto a su esposo, algo que no fue posible, hasta ahora, al convertirse el Valle de los Caídos en su tumba.
A pesar de que a Franco le espera desde 1972 su urna en Mingorrubio, sus familiares se niegan a que allí reposen los restos de su abuelo. Consideran, entre otras muchas cosas, que el camposanto no reúne las medidas de seguridad necesarias. Tan sólo un guardia, que trabaja de 9 a 5 de la tarde, se ocupa de la seguridad de un cementerio que acoge al mayor número de cargos franquistas de España. Allí están enterrados dos ex presidentes del gobierno: Carlos Arias Navarro y Luis Carrero Blanco y decenas de ex ministros del régimen franquista, entre ellos el primo y secretario de Franco, Francisco Franco Salgado-Araujo. Otros ilustres muertos del cementerio que gozan de suntuosos panteones son el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo y banqueros o empresarios como los Fierro, los Alcocer, los Cortina y los López-Madrid.
La negativa de la familia Franco a la inminente inhumación de su antepasado en esta cripta, no trata sólo de satisfacer el deseo de su madre de reposar junto a sus padres en la tumba que a tal fin compró en la Catedral de la Almudena, sino al temor de sus herederos a que el cuerpo del abuelo siga vagando de tumba en tumba al vaivén de los intereses políticos. Y es que, según los familiares directos de quién dirigió los designios de España durante cuarenta años, el panteón que el gobierno ha elegido para su eterno descanso, no es propiedad de la familia, sino de todos los españoles. “Quién nos garantiza-se pregunta uno de los nietos del dictador- que dentro de diez años no quieran volver a trasladarlo cuando la gente se entere de que su tumba la pagan todos los españoles?”.
La nueva tumba de Franco pertenece desde abril de 2019 al Estado, tras la cesión de su titularidad de Patrimonio Nacional al Patrimonio del Estado. Hasta entonces, su mantenimiento corría a cargo del consistorio madrileño así como los costes de seguridad que, lógicamente, serán implementados con la llegada de su ataúd en, previsiblemente, unos días. Pero tras la cesión los gastos que genere su mantenimiento pasan a ser gastos públicos, es decir, que pagan todos lo españoles. Y la familia no considera lógico que sea así, disponiendo de un panteón familiar con tumbas disponibles, en la cripta de la capilla de la Almudena.
Y es que fue a raíz de la muerte de Carmen Franco, única hija del matrimonio formado por Francisco Franco y Carmen Polo, cuando sus descendientes descubrieron que el panteón familiar de Mingorrubio, dónde reposa su abuela no era de su propiedad. Aunque la anterior duquesa de Franco ya había dispuesto que sus cenizas reposaran junto a su esposo en la tumba de la Almudena, la familia creía que entre sus propiedades se encontraba también el panteón donde yace Carmen Polo.
Por eso, tras la muerte de la Duquesa de Franco, sus herederos quisieron incluir en la masa hereditaria, el panteón de Mingorrubio, convencidos de su titularidad. Hasta entonces disponían de la llave del panteón y la familia se ocupaba del cuidado y limpieza de la tumba de la abuela. Una cripta que, según sus descendientes, tenía goteras y requería de constantes obras.
Por ese motivo, todos los años antes de la conmemoración del aniversario de la matriarca de los Franco, el secretario de Carmen Franco Polo, Esteban Medina, que tenía en su poder la llave del panteón, se ocupaba de comprobar el estado del mismo. Tras hacerlo, mandaba a una persona que se ocupaba de limpiarlo y poner flores para que el 6 de febrero, fecha en la que falleció la mujer de Franco, sus familiares encontraran su última morada en perfectas condiciones.
Pero tras la muerte de su madre hace dos años y tras buscar el título de propiedad del panteón de Mingorrubio, descubrieron que no les pertenecía. Según confirman fuentes familiares, se llevaron a cabo unas obras a cargo de Patrimonio Nacional y cambiaron la cerradura sin que les fuera facilitada una copia, lo que les impide desde entonces visitar la tumba de su abuela.
Y ese es el motivo que aducen, además del derecho que se les ha negado a decidir dónde enterrar a sus familiares, para negarse a que se inhume a su abuelo en una tumba que no es suya y a la que no pueden acceder. “Esta tumba es de todos los españoles-alegan los nietos de Franco-y nosotros queremos enterrarlo en la que tenemos en propiedad en la Almudena y exhumar también a mi abuela para que estén todos juntos allí, mis padres y mis abuelos.” El mausoleo de Mingorrubio poco tiene que ver con la tumba de los Franco en la Almudena. La familia Franco niega que sea un sepultura suntuosa y asegura que era una de las más baratas, ya que está en un pasillo lateral en una capilla aparte de la catedral. Tiene en su interior espacio para cuatro tumbas, las de sus padres, el marqués de Villaverde y su esposa que ya se encuentran allí y dos tumbas más para acoger a los abuelos.
Nada que ver con el lujoso panteón de mármol blanco de El Pardo, que cuenta con una cripta a la que se accede por unas escaleras y una amplia capilla privada con seis bancos de madera a cada lado para celebrar misas fúnebres. Lujosamente ornamentado, el panteón de Mingorrubio se construyó entre 1969 y 1972 con dinero público del Ayuntamiento de Madrid. En su construcción y decoración se invirtieron alrededor de 11,5 millones de pesetas de la época. Pero, pese a ello y según contó hace unos años el periodista Rufo Gamazo Rico, a la esposa de Franco nunca le gustó. El periodista desveló que, cuando se concluyeron las obras del mausoleo, el dictador preguntó a su esposa tras una visita al recinto mortuorio: “Te ha gustado, Carmen? No-contestó ella-me pareció muy lujosa"
Aún así, allí fue enterrada en 1988, tras un funeral presidido por los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía. Y allí yace sola contra su deseo ya que, al ser enterrado su esposo en el Valle de los Caídos, no fue posible cumplir su última voluntad de reposar eternamente junto a su gran amor. Ahora, cuando está a punto de celebrarse el 44 aniversario de la muerte de Franco, él y su esposa, yacerán juntos en la lujosa cripta de Mingorrubio que no gustaba a Doña Carmen y a la que sus descendientes no tienen acceso.
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