Opinión
La crónica de Amilibia: Imaginen a Rufián montado en una escoba
Como las series televisivas, los independentistas catalanes han redescubierto las brujas. Imagen a Gabriel Rufián montado en una escoba, en plan aquelarre a tope, en la pista central del circo. Ya nos hubiera gustado el grandioso número. Pero no ha sido necesario. Lo hizo Jenn Díaz, diputada de ERC, que dijo en el parlamento de Cataluña: «Somos las herederas de las brujas, de las envenenadoras y las curanderas. Estamos haciendo un aquelarre en el Parlament». Y con los votos de ERC, Junts, CUP, PSC y los Comunes salió adelante una propuesta reivindicadora de las brujas catalanas ahorcadas entre los siglos XV y XVII. Las feministas las ven, además de pansexuales, abortistas, ecologistas y anticapitalistas, como víctimas de una persecución misógina y política. Aragonès habla de un «feminicidio institucionalizado».
¿A quién van a envenenar estas nuevas brujas? ¿Qué ponzoña novedosa utilizarán contra los inquisidores españoles? ¿Elegirán como macho cabrío a Puigdemont y como animadora de aquelarres a Laura Borràs y no volverás? Se lo van a pasar pipa. Y más, mucho más, cuando Aragonès lleve a la Mesa de Diálogo, como se apunta, las necesarias reparaciones económicas que tal feminicidio exige. Porque fue en Cataluña donde con más saña se persiguió a las brujas catalanas. Porque llevaban barretina y adoraban a una especie de diablo con pinta de caganer. Y porque, además, bailaban sardanas alrededor de la hoguera y llevaban un lazo amarillo en las escobas volanderas. Dirán que si Maduro exige compensaciones a España por los crímenes de la colonización, ellos, los independentistas catalanes, no van a ser menos. Sánchez les ofrecerá un Plan de Innovación Tecnológica para sustituir las escobas por aspiradoras. Y si no, puede amenazar con las procesiones. Gran conjuro.
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