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Septiembre y mi primer amor

En las bodegas Barbadillo
En las bodegas Barbadillolarazon

Un día notas que al atardecer la luz es diferente, incluso el olor de las flores, necesitas ponerte algo de abrigo por la noche. Es que ya estamos a 23 de agosto. En Marbella no falla y casi siempre nos acompaña alguna tormenta. El verano comienza a desvanecerse. Recuerdo pasar el estío en Asturias. Otro mundo; adoraba septiembre porque en Llanes, donde tenemos nuestra casa, quedábamos muy pocos y nos íbamos juntando en grupos cuando el sol calentaba. Bajábamos la merienda y jugábamos a las cartas. La playa era como un gran salón. Si tenías la suerte de que el chico con el que habías ligado esas vacaciones no se había ido, en septiembre se afianzaba el amor. Aprovechábamos los últimos días antes de despedirnos y escribir preciosas cartas de amor. A mí me gustaba subir a una montañita de la playa con vistas maravillosas para escribir e inspirarme. Es una lástima que aquellas preciosas cartas se hayan sustituido por «whatsapps», me gustaría poder recuperar algunas y descubrir cómo éramos entonces... Los chicos nos trataban como se debe tratar a una mujer: con respeto y cariño. Cuando me cogía la mano y me besaba levitaba...

A los 17 me enamoré del hermano de una amiga, que era guapísimo y siete años mayor que yo. Era futbolista. Fue mi primer gran amor. Él ya estaba muy vivido en comparación conmigo, que era una chica sin ninguna experiencia. Me trató con una ternura y cariño que nunca olvidaré. Fue la primera vez que me encontraba frente a un hombre de verdad, hasta entonces solo había estado con niñatos de mi pandi. Él despertó en mí pasiones que hasta entonces desconocía. A mediados de septiembre empezaban las fiestas de San Mateo en Oviedo y la temporada de ópera. Así empezó mi gran amor por el género. Al Teatro Campoamor se iba cada noche de largo y los señores de esmoquin. ¡Cuánto han cambiado las cosas! Hoy no tenemos tiempo para todo el ritual.

Escribo esta crónica en mi último día de vacaciones, mucho más cortas que cuando era niña. Siento cierta melancolía, pero también estoy encantada de volver a Madrid y al trabajo. Este mes he procurado no estar muy al tanto de la actualidad política. Conecto la radio y es lo mismo que hace un mes. Ya no soporto más este «Día de la marmota». Hoy escuché algo interesante: un presidente en Italia independiente. Un tecnócrata que organice el país sin pertenecer a ningún partido es lo mejor que nos podría pasar. La actitud de Salvini en el tema del Open Arms la aplaudo. Aquí ya no puede entrar un ilegal más. Esta mañana han pasado delante de mí 47 vendedores de baratijas, todos africanos y malhumorados. ¿Hasta cuándo? Lo de enviar un barco de la Armada me parece un disparate. Les deseo un feliz reencuentro con septiembre.