Cataluña
Simón Casas: «Daría mi vida por ser José Tomás»
Profesión: empresario taurino, director artístico de Las Ventas.. Nació: en 1947, en Nimes.. Por qué está aquí: por su libro «La tarde perfecta de José Tomás» (Demipage)
–«La tarde perfecta de José Tomás». Se refiere a la corrida del 16 de septiembre del pasado año en Nimes. ¿Por qué merece un libro?
–Porque fue una obra maestra de la tauromaquia.
–Escribe del torero como si levitara al verlo, en trance místico. No sé qué diría Freud de lo suyo...
–Diría que José Tomás es para mí un espejo en el que veo la búsqueda que es toda mi vida.
–Usted quiso ser torero. ¿Qué hubiera dado por ser José Tomás en Nimes?
–Mi propia vida. Me tengo que conformar con ser el empresario de aquella obra maestra, una obra que ha dado sentido a mi existencia.
–Se retiró de los toros el mismo día en que tomó la alternativa...
–Llegar ahí ya era suficiente. He preferido ser un buen productor que un torero mediocre. Además, entonces no cabía en la fiesta un torero francés.
–Lo que para usted fue éxtasis, para los antitaurinos fue tortura...
–No hay tortura: en la corrida, el hombre eleva al animal a la condición humana y el toro eleva al hombre a la condición de mito, de dios.
–En Cataluña se prohibieron las corridas...
–Es un asunto político. Cataluña tendrá que dar marcha atrás, porque los toros ya son cultura judicial y constitucionalmente.
–José Tomas pide por contrato un cirujano torácico, un cirujano vascular y cuatro bolsas de A negativo. ¿Esto añade drama al drama?
–Es pura sensatez, legítima protección de su vida. Ha estado a punto de morir varias veces en la plaza.
–Dalí vivía de la exageración, José Tomás de su silencio. ¿El misterio es su gran hallazgo publicitario?
–Es sincero, no es una táctica publicitaria. Es como es y torea como es.
–Es muy rico. ¿Sabe por qué sigue toreando?
–No lo hace por dinero. Dice que vivir sin torear no es vivir.
–Fue su empresario. ¿Cuánto cobró por aquella tarde en Nimes?
–No lo puedo decir. Cuando se habla de José Tomás, hablar de dinero es vulgar.
–¿Usted ha conocido alguna tarde perfecta?
–Ni tarde perfecta ni noche perfecta. Sigo buscando.
–Ahora se lleva más la tormenta perfecta...
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