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Y esta vez sí, los Eméritos durmieron bajo el mismo techo.
Del “cese temporal de la convivencia” de los Duques de Lugo al “reinicio de la convivencia temporal” de los reyes eméritos han pasado diez años.
La primera vez que los españoles escuchamos aquello del “cese temporal de la convivencia” nos quedamos de piedra. Con tal eufemismo, se referían desde Zarzuela a la separación del matrimonio de los Duques de Lugo. El matiz dado a la ruptura de temporal se convirtió en definitivo en 2009, dos años después de aquel comunicado, pero para entonces ya nadie se escandalizaba de que la palabra divorcio se asociara a algún miembro de la Familia Real Española. Por eso, cuando se habla de una posible reconciliación de los anteriores Reyes de España, uno no puede dejar de emular el lenguaje palaciego para recuperar sus más célebres términos y hablar de “reinicio de la convivencia temporal” de Don Juan Carlos y Doña Sofía. Aunque, en este caso la convivencia temporal se reduzca a un par de noches.
¿Es cierto que los Reyes eméritos han retomado temporalmente su vida conyugal?
Si ya sorprendió la visita de la Reina Sofía hace unas semanas a Sanxenxo (Pontevedra) en la que se reencontró en un acto no institucional con Don Juan Carlos, la aparición sorpresa de los Reyes eméritos ayer en Palma de Mallorca, visitando las instalaciones de la escuela de Rafa Nadal en Manacor ha dejado casi sin aliente a los pocos periodistas que se encontraban allí. Otro acto no oficial al que acuden juntos dando una imagen de matrimonio bien avenido que ha provocado que muchos medios de comunicación tiren campanas al vuelo ante la posible reconciliación de la real pareja. No es de extrañar, porque hasta hace muy poco no acudían juntos ni a actos institucionales y cuando lo hacían, era evidente su falta de complicidad en público como en privado.
Y es que desde que el Rey Juan Carlos abdicó hace ya cinco años y fue apartándose progresivamente de su faceta como representante de la Corona hasta que, hace un mes, anunció su retirada definitiva de la vida pública, la pareja ya no tiene excusas para encontrase. Si el Emérito ya no existe para la Zarzuela por decisión propia, Doña Sofía ha sufrido con disgusto el ser relegada a actos menores a nivel institucional.
Desde que no son regentes, las escasas veces que el matrimonio real coincidía en actos privados era en acontecimientos, la mayoría de ellos, luctuosos, de la realeza europea y otros eventos familiares. Una tendencia a la no coincidencia que se inició en los estertores del reinado de Don Juan Carlos y que, curiosamente se ha revertido a raíz de su desaparición de la vida pública. Si en 2014 Don Juan Carlos sólo fue pareja oficial de Sofía en tres ocasiones, dos de ellas funerales y, en 2015, se dejaron ver juntos tres veces, un año después la presencia pública de la pareja se dobló llegando incluso el Rey a pernoctar en Marivent y navegar con Doña Sofía y sus nietos. Esa tónica de separación de agendas del matrimonio real, que no dejaba de ser un espejo de una realidad que ya no ocultaban, sus vidas separadas, se ha mantenido también los últimos años hasta que, en esta primavera y después de algunos sonoros plantones de Don Juan Carlos, algo empezó a cambiar en su relación con Sofía.
Algunos sitúan en el rifirrafe de las Reinas el inicio de una nueva etapa en la relación de los eméritos.
Los primeros indicios del cambio tuvieron lugar en Hannover, cuando los Reyes eméritos acompañaron a la infanta Cristina a ver un partido de balonmano de uno de sus hijos, Pablo Urdangarín. En aquella escena familiar pudimos verles, por primera vez desde hace años, felices y próximos. La imagen de los anteriores monarcas unidos sorprendía tanto que empañaba incluso la verdadera noticia: era la primera vez desde que estallara el escándalo Noos que Don Juan Carlos aparecía junto a su hija Cristina. Una semana después volvían a reunirse en el funeral del Gran Duque de Luxemburgo, un evento de la realeza al que esta vez, Juan Carlos acompañó a Sofía. Tan sólo unos días más tarde, acudían de nuevo juntos al funeral de Rubalcaba, dónde Don Juan Carlos se mostraba más galante que nunca con su mujer, cediéndole el paso y ayudándola a descender del coche. Pero fue la complicidad y cercanía que mostraron en la Caja Mágica , en vísperas de su aniversario de boda, sus risas y confidencias en las gradas, mientras Rafa Nadal se medía en la pista contra el griego Tsitsipas, lo que confirmó que estaban más unidos que nunca. Los hechos también hablaban por sí sólos: en menos de diez días habían coincidido en 4 actos y ninguno de ellos era oficial.
Suficientes razones para que los medios empezaran a hablar de una nueva etapa en un matrimonio que, pese a estar roto, continúa ligado desde hace 57 años. Empezaron a alzarse voces que aseguraban que Don Juan Carlos buscaba el perdón de Doña Sofía y otras más cautas, aseguraron que sólo buscaba mejorar la relación con la madre de sus hijos después de años de frialdad. Periodistas cercanos a la antigua corte aseguran que el perdón es imposible. La Reina Sofía no olvida 50 años de humillaciones y desplantes de su “Juanito” aunque le complace el cambio de actitud de éste con respecto a ella, confirmando que la anunciada reconciliación es tan sólo una quimera..
Las razones de la reina Sofía para acudir, por primera vez, a la nueva base marinera y estival de Don Juan Carlos
La anunciada visita de Doña Sofía a Sanxenxo (Pontevedra), sorprendía a propios y a extraños, ya que era la primera vez que la hija de los Reyes de Grecia acudía a la costa gallega desde que su marido decidiera convertirla en su nueva base de operaciones náuticas hace ahora cuatro años. Desde el verano de 2015, el primero tras su abdicación, Don Juan Carlos pasa en las Rías Baixas gran parte del estío. Aunque en Sanxenxo no cuenta con las comodidades que tenía en la corte mallorquina, aquí ha recuperado las ganas de regatear, una actividad que abandonó durante siete largos años obligado por las circunstancias que le apartaron la competición: su delicado estado físico. Desde que se auto exiliara de sus veranos mallorquines, el antiguo jefe del Estado, navega en Galicia con Pedro Campos en el nuevo Bribón, un velero de época que compró en Finlandia y que gracias a su reducido tamaño y su reciente acondicionamiento le ha permitido volver a ponerse a la caña del Bribón en competición
Pero el motivo por el que la Reina Sofía se animó a acudir a la regata Trofeo Almirante Rodríguez Toubes no era únicamente ver a su marido navegar ni la participación en la misma regata de su hija Elena, sino el poder disfrutar de esta competición náutica a bordo del Juan Sebastián Elcano, el buque escuela español, dónde su hijo, el Rey Felipe VI, a las órdenes de su anterior comandante, Rodríguez Toubes, se formó como marino militar. Desde el buque que ejercía de Comité de Regatas para dar la salida, siguió emocionada la regata en la que participaban su marido y su hija. Desde la cubierta del bellísimo barco, la Reina Sofía pudo saciar sus ansias de mar y velas. Era una ocasión única, incluso para una reina: realizar una travesía en el buque escuela en el que, tanto su marido como su hijo el Rey Felipe, hicieron su instrucción militar naval.
La Reina disfrutó de la excepcional travesía, cruzando la ría de Pontevedra, hasta arribar a la Escuela Naval de Marín, dónde finalizaba la primera manga. El domingo, tenía lugar la segunda etapa, entre Marín y Sanxenxo, alzándose finalmente con la victoria Elena de Borbón a bordo del “Erica”. Ser testigo de excepción, desde un lugar privilegiado en el buque escuela de la Marina, del “enfrentamiento” padre e hija compitiendo en la modalidad de barcos clásicos, resultaba especialmente atractivo para una gran aficionada a la vela como lo es Doña Sofía. Era también una cita ineludible para una madre ejemplar que no falla nunca a sus hijos. No hay celebración, competición o momento clave en la vida de sus tres hijos e incluso nietos, en la que no haya estado Doña Sofía. Lo ha hecho enfrentándose incluso a la Casa del Rey, cuándo las circunstancias lo desaconsejaban o no le eran propicias, dejando claro que por encima de su incuestionable profesionalidad como Reina es madre. El mejor ejemplo de la prioridad que concede la Reina Sofía a su papel de madre fue el apoyo incondicional a su hija Cristina durante todo el proceso judicial que vivió junto a su marido Iñaki Urdangarín.
¿Han retomado su vida conyugal ahora que Don Juan Carlos ha renunciado a representar a la Corona?
Volviendo a la actual relación de los anteriores Reyes de España, es evidente que en los últimos meses han dado muestras de una cordialidad y complicidad inusual, que ha quedado reflejada en los últimos actos a los que han acudido juntos. Pero ha sido su último encuentro en Sanxenxo el que ha hecho que la incuestionable normalización de la relación se pase a hablar de una reconciliación. Algunos han ido más allá y han llegado a afirmar que Don Juan carlos y Doña Sofía pernoctaron bajo el mismo techo en Sanxenxo.
Durante el fin de semana que los Reyes eméritos y su hija, la Duquesa de Lugo, han pasado en Sanxenxo con motivo de la participación de padre e hija en la mencionada regata en la modalidad de clásicos, lo más que ha compartido el regio matrimonio ha sido mesa y mantel en la cena celebrada en el Real Club Náutico de Sanxenxo. Los Borbón y los Grecia llegaron en el mismo coche al recinto portuario y posaron muy sonrientes antes de entrar al club dónde se celebraría la llegada del Juan Sebastián Elcano a la playa de Silgar tras una larga travesía alrededor del mundo. La cena era un homenaje al quinto centenario de la primera vuelta al mundo a vela del marino vasco Elcano y además de los Reyes y otras personalidades estaban invitados los primeros oficiales del buque escuela español, entre ellos su comandante Ignacio de Paz.
No es cierto que durmieran bajo el mismo techo en Sanxenxo
Después de la cena, sus caminos se separarían hasta el día siguiente. Mientras Doña Sofía y su hija Elena, fueron conducidas al Hotel Sanxenxo, dónde pernoctarían dos noches en las suites con las mejores vistas de la playa de Silgar, dónde estaba fondeado el Juan Sebastián Elcano. Por su parte, el rey Juan Carlos viajaba en otro coche, en sentido contrario, con Pedro Campos al chalet familiar que éste posee a las afueras de Sanxenxo. Allí, junto a la numerosa familia de su anfitrión e infatigable compañero de correrías náuticas, se hospeda Don Juan Carlos cuando está en Galicia y allí, se alojó también en esta ocasión.
Sin embargo, lo que nadie imaginaba es que, sólo una semana después, Don Juan Carlos y Doña Sofía se dejaran ver en Palma de Mallorca, a dónde no regresaban juntos desde el famoso encontronazo de las Reinas en 2017. En Palma, esta vez sí, han compartido el techo del Palacio de Marivent, escenario de sus veranos más familiares y dónde la Reina Sofía, acompañada de su hermana Irene de Grecia, sigue pasando parte del estío con sus hijos y nietos. Aunque, debido a la complicada situación política no está prevista la llegada del Rey Felipe VI a Mallorca hasta el próximo martes, es probable que Don Juan Carlos abandone Marivent antes de la llegada de su hijo y su nuera. Hace cuatro años que no coincide con ellos en el verano balear, cuando con motivo del cumpleaños de su hermana Pilar, pasó unos días en Marivent con toda la familia. ¿Volverá a repetirse esta escena familiar?
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