Deportes
Cerrado por reforma
El Madrid vuelve a perder con estrépito, esta vez con el Mallorca, que endosó la cuarta goleada (1-3) a Casillas, 15 tantos encajados en cuatro partidos
Madrid-No esperaba el Bernabéu brotes verdes de este Madrid herrumbroso que huele a muerto y espera al de la piqueta para no demorar ni un segundo más la restauración. Tampoco que recibiera la cuarta goleada consecutiva (1-3), menos en casa, e infligida por el Mallorca, un espectador más de esta Liga, para él también acabada. La actividad futbolística del equipo de Juande hiberna en el subsuelo como esas otras esperanzas trascendentales. Los dos goles del primer tiempo (1-1) no disimularon la actitud de los anfitriones, inconexos, sin tensión, proclives al aburrimiento, al tedio, al sopor y a ese exasperante pasotismo impropio del club de fútbol con mayor presupuesto del planeta. Lo increíble es que en el segundo tiempo se esmeró para ser peor y perdió. Fue la cuarta derrota consecutiva y la cuarta goleada. Ni los más viejos del lugar recuerdan baldón mayor.Cayó el telón de la temporada en el Bernabéu. La obra presagiaba escasos o nulos atractivos. Lo de los tres puntos en juego era un eufemismo porque ni al Madrid ni al Mallorca les servían. Llamaban más la atención las despedidas. Poco o nada la de Vicente Boluda, presidente accidental; casi nada la de Cannavaro, tibiamente ovacionado al ser sustituido. Y en cuanto a Juande, no recibió del público ni felicitaciones por el subcampeonato ni adhesiones inquebrantables. Entregada la cuchara, el equipo se le ha ido de las manos. No es fácil recordar un Madrid que haya jugado (?) cuatro partidos seguidos tan rematadamente mal.El aficionado madridista, sometido en este curso a un suplicio interminable, ni siquiera se acordó de Guti, ausente por entregarse más al golf que a los entrenamientos. Con estas trazas, el partido prometía pocas emociones. Tal cual. En el primer tiempo no las hubo ni cuando marcó Higuaín ni cuando empató Arango.La falta de recursos del Madrid fue aún más ostensible en la reanudación. Salvo la tarjeta que vio Arango a los cinco minutos, las demás fueron todas de color «blanco», síntoma inequívoco de la impotencia. Sólo las ganas de Higuaín y alguna carrera de Robben minimizaron el ridículo general, que no afectaba al Mallorca. Los jugadores de Manzano hicieron lo posible por ganar y encontraron tan poca resistencia que se quedaron cortos. Cleber Santana marcó un gol de bandera y Keita, el tercero, otro para enmarcar. En los últimos cuatro encuentros Casillas ha encajado 15 tantos. O no es el mejor portero del mundo, y eso habría que discutirlo, o delante suyo se alinean demasiados bultos sospechosos, y esto no parece que sea cuestión a debatir. ¡Lamentable despedida!
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