Consejo de Ministros
Acertar es lo que vale por Iñaki Zaragüeta
Nos pondremos de los nervios, se alterarán los leones del Congreso, pero así es Mariano Rajoy. Si lo decidiera, pedirá al BCE el rescate, la ayuda o como se le quiera llamar, «dependiendo del interés general de España y de las condiciones de esa ayuda». Son sus palabras. En ese aspecto, poco nos ha aclarado la entrevista de ayer con la cúpula europea. Además de su propio carácter, no le falta razón y ésos deben ser los fundamentos para adoptar una decisión tan grave, entre otras cosas porque su Gobierno ha hecho los deberes que les exigían sin que los «mercados», el BCE y la diosa teutona hayan correspondido en la misma proporción. Un gesto en ese sentido sería lo justo.
La responsabilidad de la gobernación implica serenidad y rigor a la hora de tomar determinaciones. Por poner algún ejemplo, reflejo las preguntas que me hacía ayer mi amigo Rogelio, muy encandilado con el inquilino de La Moncloa. ¿Cuál sería la reacción de quienes reclaman o exigen el rescate si, después de hacerlo, el Parlamento de algún país no lo aprobara? Serían los que más acusarían a Rajoy y su equipo de incompetencia y superficialidad. ¿Alguien puede asegurar que no va a continuar la dinámica descendente de la prima de riesgo? y ¿si en el plazo de unos meses descubrimos que no era necesario?. Creo que fue Gandhi: «un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él».
Yo no estoy tranquilo, más bien preocupado. Las cifras me marean y la situación me sobrepasa, pero entiendo las dificultades del escenario. Cualquier equivocación es irreversible. Así es la vida.
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