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Los damnificados de Mourinho

Cristiano Ronaldo dio la voz de alarma una vez terminado el partido frente al Barcelona. «No me gusta jugar así, pero es lo que me piden».

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La sinceridad del portugués, angustiado ante el Barcelona, por los pocos balones que recibió en condiciones, vino a refrendar que la táctica conservadora empleada por Mourinho para frenar a los azulgrana tuvo una serie de damnificados, entre los que destaca Xabi Alonso, que ha jugado ante el equipo catalán tres de sus peores partidos con la camiseta del Real Madrid.
n Choca con Pepe. Xabi es el centrocampista más clarividente que tiene el Madrid.

Al margen de que defensivamente es muy bueno, hace perfectamente las coberturas a los centrales y a los laterales, tiene desplazamiento largo del balón y sabe jugar en corto. Un jugador completo al que la irrupción de Pepe en su zona de influencia, pese a que éste se ha movido por todo el campo en busca de Xavi, no le ha permitido desarrollar todo su fútbol. En el Liverpool se entendía perfectamente con Mascherano y en el Madrid de «Mou» con el que mejor casa es con Khedira.

Xabi asume el rol que le encomienda el entrenador, sigue sus consignas al dedillo, no se queja públicamente de la táctica, pero es de los convencidos de que el equipo tiene que ir a por los partidos desde el primer minuto y tratar de imponer su ritmo.

Pelotazos sin sentido. Decía Marcelo, y tiene razón, que Pepe es mejor defensa que centrocampista. Sin embargo, «Mou» le ha utilizado como antídoto azulgrana y el experimento el miércoles fue un fiasco, pese a que en Mestalla en el primer tiempo funcionara más o menos bien, dentro del sistema que quiere Mourinho. En el Bernabéu se abusó del pelotazo sin sentido, no hubo cambios de juego orientados y con la defensa muy retrasada –en ese aspecto táctico se notó la ausencia de Carvalho, maestro en la anticipación–. Lass y Xabi fueron minimizados por Pepe y la pelota no circuló en condiciones dando ventaja a Busquets, Keita y Xavi.

Özil, desaparecido. El alemán hace un mes iba para Balón de Oro y los tres clásicos le han devaluado. Con la pelota cerca del área rival es como más rinde porque le gusta combinar, hacer paredes, meter pases al hueco, lo que no ha podido hacer. Ha estado muy poco en contacto con el balón, ha pasado inadvertido siendo una víctima más del juego directo que ha propuesto «Mou», que ha preferido que el rival tuviera la pelota y se ha jactado de que el empate a cero eran un gran resultado.

¿Qué hará «Mou»? La apuesta del Camp Nou, sin Pepe y sin Sergio Ramos, puede devolver a Xabi galones, a Özil más contacto con la pelota si juega el alemán y no lo hace Kaká, y a Cristiano, balones en condiciones para rematar.