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Libia: Ir a las urnas bajo amenaza

La violencia de las milicias marca las primeras elecciones democráticas en 40 años. Un hombre fue asesinado ayer cuando transportaba urnas electorales

Libia: Ir a las urnas bajo amenaza
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Libia celebra hoy las primeras elecciones democráticas a nivel nacional desde el derrocamiento y la muerte de Muamar Gadafi el año pasado. En sus 40 años de mandato, el dictador abolió todo tipo de partidos o sistema político, más allá de su extravagante régimen, y los libios han tenido que empezar a construir la democracia desde cero, a diferencia de Egipto y Túnez. El Consejo Nacional Transitorio, creado en Bengasi poco después del estallido de la revuelta en febrero de 2011, ha gobernado el país hasta ahora, sin la legitimidad de las urnas y cada vez más criticado por su poca transparencia, eficiencia y métodos democráticos. El Consejo Nacional General sustituirá al gobierno «rebelde» y tendrá una misión fundamental: escribir la nueva Constitución y sentar las bases del nuevo Estado, pero en el país existen diferencias sobre qué forma tiene que adoptar la nueva Libia y el creciente movimiento federalista de la Cirenaica supone uno de los principales problemas en estos comicios. Esta región del este, con Bengasi como capital, pide mayor reconocimiento e independencia después de haber liderado la lucha contra el dictador, y teme volver a sufrir la discriminación y el olvido por parte del gobierno de Trípoli. La Cirenaica incluso se declaró independiente hace unos meses, pero más allá de las limitadas demandas secesionistas, en el este de Libia hay mucha rabia y rencor, que se incrementaron con la asignación de los escaños del Consejo Nacional, repartidos entre las tres históricas provincias que formaban Libia antes de la unificación en los años 60. La Tripolitania, en el oeste, tiene cien diputados; el Fezan, en el sur casi deshabitado, tiene 40, y la Cirenaica, 60. El reparto fue hecho supuestamente en base a criterios demográficos, pero para el este ha sido la confirmación de que la historia se repetirá e, incluso, han llamado a boicotear y sabotear las elecciones. Manifestantes federalistas atacaron la sede de la Comisión Electoral en Bengasi la pasada semana, quemando papeletas, mientras que un misterioso incendio tuvo lugar el jueves en el depósito de material electoral de la ciudad de Ajdabia, a 200 kilómetros de Bengasi. Ayer por la tarde, un helicóptero que transportaba material electoral desde la capital, Trípoli, fue atacado con baterías antiaéreas y uno de sus ocupantes falleció, convirtiéndose así en la primera víctima de esta violencia que amenaza el proceso electoral y preocupa a las autoridades, que ya tuvieron que retrasar los comicios desde el pasado 19 de junio a hoy por supuestos problemas «logísticos».

El CNT ha desplegado un amplio dispositivo de seguridad, pero ya ha demostrado en el pasado que no puede controlar el vasto territorio ni las ex milicias rebeldes, algunas de las cuales colaborarán en asegurar la normalidad de la jornada electoral. La falta de seguridad ha limitado además las misiones de observación, a pesar de que hay varias sobre el terreno, tanto nacionales como internacionales, aunque el principal miedo no es el fraude, sino que los resultados sean dictados a golpe de kalashnikov, así como se ha hecho la transición en los pasados meses.


Sólo las candidatas que fija la Ley
En las primeras elecciones que se celebran en Libia en más de 40 años, todo el mundo quiere participar. Unos 140 partidos políticos y más de 3.500 candidatos se disputan tan sólo 200 escaños: 120 asientos serán asignados a las alrededor de 400 listas de partidos, mientras que más de 2.600 candidatos independientes buscarán ocupar los 80 escaños reservados para ellos. Las mujeres también están presentes, pero sólo porque lo impone la Ley: en las listas de los partidos tiene que haber un 50% de candidatas, pero entre los independientes sólo hay un 3% de mujeres, al no haber una cuota legal.