Galicia

Escuela de glamour

La Razón
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En medio de la marea prohibicionista de Chacón nos llueve desde Galicia como agua de mayo esta entrevista inestimable del Diario de Pontevedra al ex ministro socialista César Antonio Molina, en la que revela que Zapatero le explicó que le echaba del Gobierno porque necesitaba formar un Ejecutivo con más «glamour», amén de por cumplir con sus propias exigencias de «paridad» entre hombres y mujeres en el Gabinete.Las declaraciones vienen a confirmar algo que ya sabíamos de antaño: al actual inquilino de La Moncloa le interesa más el marketing que la gestión diaria o la eficacia. Así se explica la deriva errática de su política, tan cambiante que ya no sabemos en realidad si nuestro inefable presidente quiere subir o bajar impuestos, o aumentar los gastos o recortarlos. Cosa normal: lo suyo ha sido siempre la pose mediática, las campañas de Zetapé y de la «zeja», la Alianza de las Civilizaciones y el sillón prestado en la Cumbre del G-20. Si hubiera puesto el mismo empeño en gestionar el país que el que pone en cultivar su imagen, otro gallo nos cantaría.

Pero a él lo que le va es el «glamour», colocar un Gobierno con la mitad de hombres y mujeres sin importar mucho sus currículos, inventarse la cosa de la Igualdad para nombrar a la «ministra más joven de la democracia», como si fuera mérito extraordinario gastar el dinero en nada y darle una cartera a alguien que debería hacer primero un máster. Es lo mismo, porque a él, lo revela y confirma Molina, lo que le pone es la farfolla, mucha envoltura sin nada dentro, el afán por el que dirán los de la izquierda divina, la neura por el discurso hueco embelesado. Algo que finalmente crea escuela, como es obvio. No de otra forma se puede entender la absurda telaraña anticristiana que está tejiendo Carme Chacón en los Ejércitos. En vez de volcarse en la resolución de los problemas de la Defensa, abultados y complejos, se pierde en prohibiciones de tradiciones militares tan arraigadas como la Navidad o la Semana Santa. Y es que desfigurar el Corpus o el Cristo de la Legión es algo que no se le ocurre ni al que asó la manteca, pero sí a Chacón, otrora mujer con cierta imagen y hoy mera copia de su jefe Zeta, tan dado como ella a la parafernalia anticlerical. Mucho prohibir, mucho prohibir, pero a la hora de la verdad sólo se atreven con los crucifijos y la Piedad del Valle de los Caídos, pero no con el burka.

A los del velo y los burkas se les concede todo el derecho del mundo a ir con sus cosas donde quieran, pero mucho cuidado aquí con aparecer por las aulas o los cuarteles portando estampas de la Virgen. Asistir a Misa en el Ejército empieza a estar tan mal visto como rendir honores al Santísimo en el Corpus. Y es que ahora, tras las declaraciones del ex ministro de Cultura, empieza a estar todo un poco más claro: de lo que se trata es de gobernar con «glamour», es decir, de aparentar más que de gestionar. Así nos brilla el pelo.