Zaragoza
Mensaje de confianza
Mal día eligió el presidente del Gobierno para acusar a Mariano Rajoy de «esconderse» y de no ofrecer soluciones a la crisis económica, como hizo ayer en un mitin en Zaragoza. Le habría bastado leer detenidamente la entrevista que LA RAZÓN publicaba con el líder de la oposición para percatarse del error. Con la segunda entrega de esta entrevista, que hoy publicamos, se perfila nítidamente la propuesta política del presidente del PP ante cuestiones clave como la reforma laboral, la huelga general, las medidas económicas, las relaciones internacionales o la organización interna del propio partido. Una completa radiografía, en definitiva, de la coyuntura actual realizada por quien, según las últimas encuestas, sería hoy el presidente del Gobierno si se celebraran elecciones anticipadas. De ahí que cobren especial relevancia sus propuestas y opiniones sobre asuntos clave que agitan a la opinión pública. Como la reforma laboral, por ejemplo. Debe valorarse como merece que, a tres días de la huelga, Rajoy anuncie que cuando él gobierne hará otra reforma laboral porque la del PSOE es insuficiente para reactivar la economía y sacar a España del furgón de cola europeo de la recuperación.
Frente a la acusación de Zapatero de que no ofrece soluciones, el líder del PP es muy claro: recuperará las 71 enmiendas a la reforma laboral que los socialistas rechazaron en el Congreso prácticamente sin haberlas leído. Con la misma certidumbre que transmite en cómo se han de abordar desde el Gobierno las preocupaciones más acuciantes de los ciudadanos, Mariano Rajoy demuestra que es un político serio, sólido en sus convicciones, creíble y firme, pero sin dogmatismos ni sectarismos ideológicos. Del mismo modo que no duda en atacar con dureza las debilidades de Zapatero, que tanto ha decepcionado a amplios sectores de la izquierda, tampoco regatea su apoyo firme al Gobierno cuando se trata de combatir el terrorismo y de derrotar a la banda ETA. Pero si hubiera que resumir en una sola palabra el núcleo del mensaje político de Rajoy, esa palabra es «confianza». En efecto, confianza en la sociedad española, en sus trabajadores, en sus empresarios y en sus ciudadados para salir de la crisis sin improvisaciones ni rectificaciones cada cuarto de hora.
Confianza en la organización constitucional del Estado, que debe superar ya la frivolidad de quienes la han sometido a esa montaña rusa que ha sido la reforma inconstitucional del Estatuto catalán. Confianza en el papel de España en el seno de la comunidad internacional, cuyo prestigio y posición han descendido muchos peldaños por una errónea política exterior más atenta a sostener a los sátrapas iberoamericanos que a defender las libertades democráticas. Confianza, en fin, en que es posible un cambio de ciclo en el Gobierno de la nación, de forma que los ciudadanos se fíen de unos gobernantes que han sido elegidos por su prestigio, credibilidad y solvencia, en vez de por el carné de partido. Mariano Rajoy encarna ese mensaje de confianza, que es el que necesita España para seguir el paso de los grandes países europeos que yan ha girado hacia el centroderecha.
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